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Opinión

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¿Pueden las redes sociales reflejar conductas que afecten el mercado bursátil?

Actualmente, estos canales de comunicación son una presencia ubicua en la vida de las personas en todos los niveles.

Raúl Martínez Solares

Las cualidades que hacen que Twitter parezca insano y crudo son las que lo hacen tan poderoso"

Jonathan Zittrain, profesor de Derecho en Harvard

Las redes sociales se han convertido en la última década en mecanismos de divulgación de información cuya corroboración y constatación frecuentemente resultan difíciles. Apenas en los últimos años empiezan a realizarse algunos estudios que permiten identificar patrones de lenguaje y tono, calidad de información e intencionalidad, que pueden servir de termómetro para medir el comportamiento o sentimiento de la sociedad que se expresa a través de las redes.

En temas financieros, recientemente se han empezado también a encontrar mecanismos que permiten identificar cómo la información que fluye en redes como Twitter (que por su propia naturaleza tiende a tener un mayor porcentaje de contenido noticioso) expresa las emociones y conductas de los inversionistas y, por ello, se traduce en información que se manifiesta en el comportamiento del mercado bursátil.

En el estudio The Effect of Social Media and Gender on the Stock Market, de Lahtinen y Soo Lee, publicado en The Journal of Behavioral Finance & Economics, se desarrolla un modelo que permite analizar si, en términos de su efecto en los mercados, la información que fluye en Twitter es solamente ruido, refleja opiniones o transmite información, así como si ello permite pronosticar el comportamiento futuro de las acciones.

Se analizaron 8 millones de tuits en los que se hace referencia a más de 5,000 compañías cuyas acciones se comercian en el mercado de valores de Estados Unidos.

La investigación mostró que, en términos generales, los retornos esperados del mercado pueden ser previstos a partir de la inferencia, la confianza y los sentimientos que se expresan en la red con notas u opiniones relativas a las empresas analizadas y que circulan en las redes sociales.

De manera específica, el volumen de transacciones de las acciones puede predecirse a partir del nivel de confianza que se expresa en los tuits analizados, mientras que la volatilidad esperada se encuentra relacionada con los sentimientos que dichos tuits expresan.

Si bien la información permite medir el volumen probable del intercambio de acciones y la volatilidad posible en el precio de las mismas, estos indicadores no permiten, aún, identificar con precisión las correlaciones con el comportamiento hacia el alza o el declive de los precios de los activos financieros.

Hoy, las redes sociales son una presencia ubicua en la vida de las personas en comunidades urbanas y en gran medida en otros centros suburbanos que antes se consideraban ajenos a este tipo de influencias.

Sin embargo, un problema fundamental para quienes pretenden utilizar la información que obtienen de redes sociales para orientar sus decisiones es que la frecuencia y orientación de los argumentos e información vertida y expresada de manera generalizada en las redes sociales no reflejan datos concluyentes, sino emociones que con frecuencia expresan un sentimiento generalizado, aun cuando no esté fundamentado en información verificable.

La mayoría de las personas que participamos en mayor o menor medida en redes sociales o mecanismos de comunicación grupal recibimos diariamente decenas de bloques de información que, si bien su propia estructura denota falta de credibilidad, fluyen e influyen, o por lo menos condicionan, nuestros procesos de decisión y análisis y de formación de opinión.

La incertidumbre vigente en temas económicos y políticos del país es evidente; por ello, utilizar sin discriminación información captada en redes sociales, como única guía para estructurar nuestras opiniones, visiones y decisiones, en la mayoría de los casos nos llevará a acciones que comprometan nuestro bienestar futuro.

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Raúl Martínez Solares

El autor es politólogo, mercadólogo, financiero, especialista en economía conductual y profesor de la Facultad de Economía de la UNAM. CEO de Fibra Educa y Presidente del Consejo para el Fomento del Ahorro Educativo.

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