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¿Por qué tanta irritación?

Desde el inicio de su mandato, López Obrador tenía muy bien calculada su lógica y estrategia para su objetivo de mantener una influencia en el siguiente gobierno. La amplia victoria electoral, el ejercicio de un poder centralizado en su persona y los índices de popularidad al alza en la primera parte de su mandato, le permitían vislumbrar que podría cumplir con los tres objetivos de control que consideraba indispensables para su ambición de mantener el poder: 1) Importante dominar la CDMX y arrasar en la elección intermedia para ganar la mayoría de las alcaldías así como lograr la mayoría calificada en el Congreso; 2) Imponer a Claudia Sheinbaum como la candidata por considerar que sería la más manipulable; 3) debilitar a la oposición con ataques y descalificaciones al punto de anularla como una fuerza opositora relevante para la elección de 2024..
El primer descalabro inesperado fue la elección intermedia del 6 de junio de 2021. En la CDMX Morena lucía fuerte pero la oposición ganó 9 de las 16 alcaldías. Un duro golpe para la jefa de Gobierno que no supo operar políticamente un triunfo avasallador que demandaba su jefe. Asimismo, otro golpe a la ambición presidencial para efectuar los cambios constitucionales en la segunda mitad del sexenio, fue no lograr la mayoría calificada en el Congreso.
Estas dos circunstancias hicieron que AMLO adelantara los tiempos de las etapas sucesorias a la presidencia apenas seis semanas después de la elección intermedia. El 16 de julio AMLO destapa a sus “corcholatas” para la sucesión adelantada. A pesar de su cólera hacia Claudia, es de suponerse que siempre la tuvo en mente como la elegida.
El siguiente descalabro, como sabemos, fue el portazo en Palacio a Xóchitl Gálvez que la catapultó como una candidata viable de la oposición.
La irritación de AMLO y los ataques desde la mañanera se han intensificado desde un par de años como reflejo de su frustración de que su estrategia de control enfrenta tres obstáculos: el crecimiento de Taboada frente a una mala candidata como Clara Brugada; la posibilidad de triunfo de Xóchitl a pesar de sus tropiezos y de la manipulación de las encuestas; y la creciente posibilidad de no lograr mayoría absoluta en el Congreso.
La semana pasada AMLO se refirió peyorativamente a los habitantes de la CDMX, usando los epítetos ya muy desgastados de fifís, derechosos, conservadores, aspiracionistas y neoliberales. ¿Qué necesidad de insultar a los votantes chilangos? A menos a que AMLO ya espera que Morena tiene perdida la elección en la CDMX. El probable triunfo de Taboada sería un duro golpe, pues en caso de ganar Sheinbaum, le resultará muy incómodo que la capital que ella gobernó esté en manos de la oposición.
El lenguaje abusivo de AMLO seguirá en las próximas semanas como una forma de expresar su dificultad emocional de controlar su ira y frustración ante los hechos que no están saliendo como lo hubiese querido.
En caso de ganar Xóchitl, con el perfil sicológico egocentrista de AMLO, podemos esperar un conflicto postelectoral conmensurable al grado de su desquiciamiento mental donde no le importe el daño que pueda ocasionar.
X: @frubli

