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No te dejes engañar por las instituciones financieras y sus vendedores

La industria financiera está plagada de conflictos de interés, en todos los niveles: desde la publicidad, los “asesores” (vendedores) cuyos ingresos dependen de lo que te logran vender, hasta los propios programas de educación financiera de las instituciones.
Por ejemplo, en estos programas te dirán que no debes endeudarte más allá de tu capacidad de pago, pero difícilmente afirmarán que el crédito al consumo es el principal obstáculo de la libertad financiera. A los bancos les conviene que te endeudes –de eso viven– pero también les conviene que no lo hagas de más, para que puedas seguir pagándoles.
Muchas veces he sido testigo de cómo las instituciones financieras desorientan a los clientes o los engañan para que compren ciertos productos o servicios que no están en el mejor interés de las personas, sino de ellos.
Por ejemplo, muchas casas de bolsa promocionan sus portafolios manejados o sus fondos de inversión, que suelen tener comisiones elevadas, aún cuando los clientes preguntan por productos de bajo costo, como los ETFs.
Lo mismo en los bancos: los ejecutivos suelen empujar sus productos de captación (por ejemplo, los pagarés) usando técnicas como el miedo (ese otro producto tiene muchos riesgos) o simplemente el desconocimiento, porque su capacitación en instrumentos un poco más sofisticados es prácticamente inexistente.
Adicionalmente, es común que hasta en los cajeros automáticos se promocionen créditos de nómina, o los cajeros intenten vender seguros de hogar, sin tener la más remota idea de cómo funcionan. La intención es que el cliente los adquiera, aún si no los necesita.
Peor aún: los bancos llaman incesantemente a sus clientes para ofrecerles transferencias de saldo a tasa “promocional” o incluso la opción de diferir parte de su saldo revolvente a mensualidades fijas, pero que siguen teniendo una tasa de interés elevada. Lo peor es que omiten detalles importantes, como por ejemplo: el costo anual total, o la imposibilidad de hacer pagos anticipados a capital. Cuando el cliente pregunta, a veces las respuestas son engañosas (a veces a propósito, otras simplemente por ignorancia).
Mucha gente me ha comentado que después de abrir su cuenta de nómina, les empezaron a cobrar un seguro mensual que no habían solicitado. Eso pasa porque mucha gente no lee lo que firma y los ejecutivos se aprovechan de ello para ganar sus bonos: el formato de apertura pregunta si el cliente lo acepta y los funcionarios marcan que sí, sin preguntar. Como el cliente firmó el formato, eso los ampara.
Cuando uno empieza a hacer preguntas un poco más profundas sobre productos bancarios, de inversión o incluso de seguros, uno fácilmente se da cuenta de la pésima capacitación que tienen los ejecutivos financieros. Esto incluye a aquellos que deben obtener una certificación por Ley para poder comercializar ciertos productos.
Me pone los pelos de punta cuando veo en redes sociales la cantidad de agentes de seguros que venden “planes personales de retiro indexados al S&P 500” como si fueran una gran maravilla. De hecho, como técnica de venta, ofrecen simulaciones con los rendimientos del índice, que no son los que en realidad ha dado el producto. Tampoco hablan de las comisiones que son sumamente elevadas o de lo que pasa si uno decide cancelar antes de tiempo.
O los que venden seguros de ahorro garantizado, haciendo proyecciones con inflación que hacen parecer que uno va a recibir tres o cuatro veces lo que aportó (cuando en realidad el rendimiento real es muy cercano a cero o incluso negativo, dependiendo del producto y el plazo).
No quiero decir que no resuelvan una necesidad o que sean malos productos, simplemente que se venden como algo que no son. Ahí es donde hay que tener cuidado.
¿Sabes qué es lo más curioso? Que muchos agentes de seguros también se han creído esas mentiras, que reciben en las capacitaciones, y venden los productos con mucha convicción.
Es por eso que hay que tener un poco de cultura financiera y mucho cuidado cuando tratamos con agentes, asesores, promotores o ejecutivos financieros. Al final, se trata de nuestro dinero y de nuestro futuro. Aprendamos a tomar decisiones informadas: nos lo debemos a nosotros mismos.
Mucha gente me ha comentado que después de abrir su cuenta de nómina, les empezaron a cobrar un seguro mensual que no habían solicitado. Eso pasa porque mucha gente no lee lo que firma y los ejecutivos se aprovechan de ello para ganar sus bonos.

