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Opinión

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México viejo

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No conocí a mis abuelas, las dos murieron antes de que mis papás se conocieran. Mi abuelo materno falleció cuando tenía 5 años y mi abuelo paterno murió a los 100 años. Mi mamá trabajó 47 años en la Universidad Nacional Autónoma de México y mi papá 44 en Pemex, los dos son jubilados. Y no sé a usted lectora, lector, pero a mi me preocupa mucho qué será de mi cuando sea adulta mayor, si tendré el suficiente dinero para poder tener una vejez digna y si en algún momento podré retirarme de trabajar. Mi mayor miedo es terminar con dos bolsas de basura debajo de un puente.

La realidad de México es que sé está convirtiendo en un país de viejos, no podremos vivir todos con las dadivas del Estado, no alcanzará el dinero para todos, tampoco tendremos acceso a la salud pública. 

En México, la población de adultos mayores, definida como personas de 60 años o más, está en crecimiento, según datos recientes, actualmente hay más de 15 millones de personas en este grupo etario, representando aproximadamente el 12 por ciento de la población total del país (Senado, 2024). Este porcentaje ha aumentado significativamente en las últimas décadas y se espera que continúe incrementándose.

Proyecciones demográficas indican que para el año 2050, el número de adultos mayores en México podría alcanzar los 33.3 millones, lo que constituiría alrededor del 23 por ciento de la población total (Senado, 2024). Este crecimiento plantea desafíos importantes en términos de políticas públicas, especialmente en áreas como salud, pensiones, y servicios sociales (SEGOB, 2024).

Es crucial que México se prepare adecuadamente para esta transición demográfica, implementando medidas que aseguren una mejor calidad de vida para los adultos mayores, incluyendo mejoras en el sistema de salud, acceso a servicios de cuidado, y programas de inclusión social (SEGOB, 2024).

En México, la situación de los adultos mayores en cuanto al acceso a servicios de salud pública refleja desafíos significativos, aproximadamente el 70 por ciento de los adultos mayores no reciben pensión, lo que impacta directamente en su capacidad para costear tratamientos médicos y acceder a servicios de salud privados. Sin embargo, una proporción considerable de esta población depende de los servicios de salud pública.

La infraestructura y capacidad del sistema de salud pública para atender a los adultos mayores son insuficientes, dejando a muchos sin la atención adecuada (Saludiario, 2021). A pesar de los esfuerzos gubernamentales para mejorar el acceso a la salud a través de programas como el Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores (INAPAM) y la Secretaría de Bienestar, la cobertura sigue siendo limitada debido a la alta demanda y los recursos restringidos.

Además, los adultos mayores enfrentan desafíos adicionales como la desnutrición, enfermedades crónicas y degenerativas, así como problemas de salud mental, lo que agrava la necesidad de una atención médica integral y accesible (Saludiario, 2021). 

Aunque hay programas y esfuerzos para mejorar el acceso a la salud pública para los adultos mayores en México, todavía existen barreras significativas que impiden que muchos reciban la atención necesaria.

Como lo había mencionado, la población está atravesando un proceso de envejecimiento demográfico, definido como el incremento gradual en la proporción de personas de 60 años y más con respecto a la población total (CEPAL, 2023). Aunque la Ley de los Derechos de las Personas Adultas Mayores (DOF, 2022) establece que se considera adulto mayor a quienes tienen 60 años o más, el acceso a la mayoría de las pensiones, tanto contributivas como no contributivas, comienza a partir de los 65 años. Por lo tanto, el análisis del crecimiento poblacional y del gasto público en pensiones se centra en el grupo de edad de 65 años y más (México Cómo Vamos, 2023).

Las pensiones contributivas son exclusivas para los trabajadores del sector formal, es decir, aquellos con contratos laborales que incluyen seguridad social, ya sea IMSS o ISSSTE (México Cómo Vamos, 2023).

Las pensiones no contributivas buscan proporcionar un ingreso mínimo a un grupo objetivo. La Pensión para el Bienestar de las Personas Adultas Mayores (PBPAM) es el programa federal de transferencias directas en México. 

Aunque el aumento de la población impulsa el gasto público en pensiones, las reformas legislativas han mitigado el problema a largo plazo para las pensiones contributivas. Sin embargo, las pensiones no contributivas han evolucionado hacia un programa universal para personas de 65 años o más con transferencias en efectivo con aumentos anuales significativos que afecta el gasto público del país (México Cómo Vamos, 2023).

Es necesario abordar los retos demográficos y el gasto público en el sistema de pensiones en México, proponiendo reformas y estrategias específicas para mejorar la sostenibilidad financiera y garantizar una distribución más equitativa de los recursos, pues el 70 por ciento de los mexicanos sienten incertidumbre por su retiro así como yo.

*La autora es académica de la Escuela de comunicación de la Universidad Panamericana.

X: @Ivett5151

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