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Las empresas sociales y el capitalismo social
Retomando las conclusiones del espléndido libro Capitalismo social, la conexión entre la riqueza y la base de la pirámide, de Guillermo Jaime (México, 2016), el empresario social tiene por fin ayudar, junto con las empresas del tercer sector.
Para que la opción de una empresa social sea más atractiva para sus accionistas, el empresario debe agregar valor añadido al servicio y asegurar que cumpla con su misión social. Otro aspecto muy necesario es hacerlo con completa transparencia. Si la empresa genera rentabilidad, pero hay transparencia, se puede lograr una alianza entre las organizaciones de la sociedad civil y las empresas sociales.
El fundamento de las alianzas entre organizaciones sin fines de lucro y las empresas sociales que buscan rentabilidad es la necesidad empresarial de tener un margen para poder crecer, mientras las ONG necesitan ampliar su alcance. Al final, el gran beneficio lo recibirán las familias de la base de la pirámide que tendrán acceso a bienes y servicios de forma más oportuna. Ésta es una ecuación ganadora.
Una de las características de las empresas sociales es su capacidad para movilizar elementos del capital social, como sumar aportaciones de diferentes fuentes para un mismo fin. Esto tiene un efecto multiplicador, si un empresario social obtiene una parte del costo de su producto o servicio de una institución, otro porcentaje, de una empresa, y otro, de la comunidad, puede movilizar a toda una red y el proyecto se volverá común, o nosotros decimos, social.
Parte del concepto de empresa social implica la colaboración y la sociedad. Los esquemas de colaboración pueden ser una alianza comercial, mientras que en la sociedad empatan ideales, intereses y objetivos. La colaboración suma, pero la sociedad multiplica.
Tener una ONG de gran alcance como aliada se puede convertir en un acelerador de la propuesta de valor del negocio social. Posibilita compartir el conocimiento y crecer de forma paralela. Este tipo de modelo de pensamiento hace una masa crítica, y con ello se genera más impacto. Es como un virus de impacto social que se propaga.
El emprendedor social tiende a buscar un camino a través del cual pueda obtener apoyo de las redes de emprendimiento social. Es natural, en su ambiente, el mismo idioma, se siente cómodo. Pero lo que se necesita es salirse del mundo que conoce explorar otros caminos que lo conecten con el capital, para lograr que su propuesta se vuelva un auténtico factor de cambio. Esta conexión genera capitalismo social.
El empresario social debe demostrar que aporta valor al tener una propuesta que muestre que muestre a aquellos que apuesten por su proyecto que obtendrán rentabilidad social, alcanzarán sus objetivos y multiplicarán su inversión. Los empresarios sociales son la puerta amplia y transparente que les garantiza que su capital estará a salvo.
Ahora bien, si el negocio social tiene éxito y escala, puede rebasar a las ONG o afectar sus intereses. Por ello, las empresas sociales deben acostumbrarse a funcionar con otras organizaciones, sino contar con diferentes aliados y fuentes de ingreso.
Además de las organizaciones sociales, existen organismos multilaterales, como el Banco Mundial o el Banco Interamericano de Desarrollo, que tienen misiones bien establecidas que apoyan causas sociales en Latinoamérica. Pueden ser parte del espectro de las empresas sociales.
Es necesario crear fórmulas jurídicas adecuadas para el sector social de la economía; que vayan más allá de la legislación de cooperativas, pero dentro de una economía de mercado. Ahora bien, las leyes no son suficientes; es necesario que la sociedad civil actúe decididamente agotando el espacio que las empresas tradicionales no llenan.
En definitiva, las empresas sociales, asociadas con otras organizaciones, pueden lograr el objetivo del capitalismo social: lograr valor económico, medioambiental y social, añadido a la base de la pirámide. Sólo esta cultura permitirá que el tan denostado neoliberalismo ofrezca un rostro humano, necesario para detener a los populismos de izquierda y derecha que amenazan a los países latinoamericanos.