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Opinión

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La política de competencia es necesaria para la prosperidad

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Javier Núñez Melgoza

La discusión sobre la implementación de reformas constitucionales que podrían afectar la conformación de las instituciones del Estado mexicano y la posibilidad de suprimir o menoscabar a los órganos autónomos, hacen pertinente revisar lo que el Banco Mundial ha dicho recientemente sobre valía de la política de competencia como instrumento para mejorar el crecimiento económico.

En el documento “Competencia, ¿el ingrediente que falta para crecer?”, publicado apenas en abril pasado, el Banco reconoce que los países latinoamericanos han aplicado, en general, una sólida gestión macroeconómica. Sin embargo, ello no ha sido suficiente para aspirar a tasas de crecimiento más elevadas, por la existencia de limitaciones estructurales no atendidas. La insuficiente inversión privada, incluyendo la extranjera, particularmente en la manufactura, se ve limitada por la política impositiva, el costo del capital, el bajo nivel educativo de la mano de obra, las malas políticas de infraestructura, la inestabilidad social y la carencia de políticas consistentes en el tiempo.

En este contexto, la pólítica de competencia puede ayudar a mejorar la capacidad adquisitiva de las familias; a estimular a que los productores locales adopten nuevas tecnologías; y a mejorar las capacidades de las empresas nacionales para competir en un entorno global.

Los mercados latinoamericanos se caracterizan por la dispersión y polarización en el tamaño de las empresas, es decir, existen pocas empresas de tamaño mayúsculo que conviven con una multitud de unidades productivas pequeñas. Ello ocasiona disparidades en productividad y en el grado de adopción tecnológica y que pocas empresas pequeñas estén en condiciones de ejercer una presión real en los mercados.

En ese contexto, nos dice el Banco Mundial, la competencia puede estimular el incremento de la productividad, a través de: I) depurar los mercados, mediante la salida de las empresas menos productivas; II) incentivar la innovación; III) facilitar la adopción tecnológica y ampliar su difusión; y IV) eliminar los comportamientos rentistas de las empresas con poder de mercado.

La política de competencia es un instrumento útil, pero insuficiente, si no se acompaña de otras políticas como la regulación, que propicien entornos armónicos para la participación de las empresas en los mercados. De hecho, es común la aplicación de políticas regulatorias que entorpecen, si no es que anulan la efectividad de la política de competencia. El buen funcionamiento de los mercados, requiere de la adopción de un enfoque integral que parta de diagnósticos objetivos e informados.

Latinoamérica, salvo honrosas excepciones, carece de instituciones promotoras de la competencia robustas, por la falta de independencia y recursos; por la insuficiencia de personal debidamente capacitado y dificultades para su retención; y por la acción de las empresas con poder para desviar y debilitar a las agencias de competencia.

La debilidad institucional en la región se manifiesta a través de la comparación de las agencias de competencia de los países líderes como los EUA o regiones como Europa, Asia-Pacífico y por supuesto los países de la OCDE. En indicadores como el personal por millón de habitantes, el número de investigaciones de oficio, el bajo uso de los programas de clemencia, el número de visitas de inspección y las sanciones monetarias, se muestra un claro rezago de latinoamérica respecto del resto del mundo. En este contexto, la autoridades de competencia de México, aunque son bien evaluadas, aún no alcanzan las calificaciones de sus pares de otras regiones.

El Banco Mundial es contundente. La buena implementación de la política de competencia puede disciplinar a los agentes económicos en los mercados y permitir una mayor productividad. “Cualquier intento de solucionar la falta de preparación para competir que busque limitar las fuerzas de la competencia probablemente resultará contraproducente y ayudará a mantener a la region en el equilibrio de baja productividad y bajo crecimiento en el que está estancada”. Así o más claro.

*Especialista en competencia económica y regulación. Socio Director de Ockham Economic Consulting.

@javiernunezmel

Javier Núñez Melgoza

Consultor en Competencia Económica y Regulación, además es profesor universitario.

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