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La fiesta de hace 100 años
El paso del cometa Halley justo en ese año de 1910 supuso el tema perfecto para muchas cosas: José Guadalupe Posadas hizo en tres grabados una crítica a los festejos del Centenario de la Independencia. La prensa se dedicó a la tarea de instruir a reporteros y cronistas para privilegiar todo lo que tuviera que ver con el festejo.
Semanarios y magazines junto con los periódicos al servicio del régimen porfirista lanzaban las verdades oficiales : éramos un país rebosante de progreso conquistado por la vía del orden.
Otros vieron en aquella luz que cruzaba el horizonte -que en realidad muchos ni alcanzaron a atisbar- una suerte de complicidad divina, luminosa y festiva: los cielos también celebraban con nosotros.
Bajo la mano firme del octogenario Díaz, las celebraciones comenzaron a planearse desde 1907.
Una de las primeras medidas fue lanzar a la circulación los nuevos pesos mexicanos, moneda que en el anverso lucía el águila liberal y en el reverso la efigie de la patria sobre un caballo. En el canto de la moneda estaban grabadas las palabras Independencia y libertad . Fue la primera imagen que se reflejó en el espejo de aquel brillante imaginario político y social del año del Centenario.
El Presidente declaraba que era indispensable trabajar sin descanso y lograr que en todo el país, las fiestas del Centenario se reflejaran en obras que contribuyeran al progreso. Y el mejor ejemplo de progreso era el petróleo, la minería, los ferrocarriles y la obra pública.
Pero quizá el evento más importante fue el lujosísimo baile que tuvo lugar el 23 de septiembre en Palacio Nacional. Periódicos oficialistas reprodujeron los planos de acceso para los carruajes e hicieron hincapié en la vestimenta: los señores, uniforme y condecoraciones; las señoras, vestido de gala.
La fiesta fue de tal magnitud y esplendor que atemperó, bajo una cortina de humo, la realidad desigual, injusta y desbordada de 1910. Pero todo fuera como eso, también parecía anunciar el paso del cometa.
La campaña maderista llegó como fin de fiesta y con su grito propio. Dicen que algunos cantaban:
Llegó el cometa por fin, con su inmensidad de cola y armó la de San Quintín/ unos dicen que es la paz y otros dicen que es la guerra/ y otros que tal cosa encierra una evolución fugaz...