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Opinión

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¿Hasta cuándo dejaremos a Pemex vivir del pasado?

Pablo Zárate

Este año, durante cada día de trabajo, Pemex ha estado produciendo 7.1 por ciento menos petróleo crudo que en el 2018. Por día, también está produciendo unos 497,000 barriles menos que lo que prometió durante la transición presidencial. Esto equivale a producir solamente el 77.3% de lo que le prometió al presidente López Obrador, y al pueblo de México. El faltante vale hoy 49.8 millones de dólares por día, o 18,000 millones de dólares por año.

A precios de hoy, estamos hablando de un boquete anual en los ingresos de Pemex de más de 350,000 millones de pesos. Ya convertido a impuestos, son unos 200,000 millones de pesos por año que dejará de recibir la Hacienda Pública mexicana; poco más del 5% de los ingresos fiscales totales. Para ponerlo en perspectiva, si Pemex hubiera cumplido, al presidente López Obrador no sólo le alcanzaría para pagar la refinería de Dos Bocas sin tener que quitarles recursos a otros rubros del presupuesto. Le alcanzaría, dispendiosamente, para un Dos Bocas por año.

Claro que el presidente, que tiene remedios retóricos para cualquier ocasión, dice que todo esto es a propósito. Él, según él mismo, en algún momento dio un giro de 180 grados y dio la instrucción para que Pemex sólo produzca lo que va a refinar al final del sexenio. A partir de ahí, según su retórica, se siente satisfecho con Pemex produciendo una fracción de lo que prometió hace poco. El presidente que prometió restaurar la grandeza de Pemex ahora nos dice que siempre estuvo en sus planes que el Pemex de su Administración produzca mucho menos petróleo que el de la Administración de Peña Nieto, que tanto criticó. El presidente que tanto critica la especulación de los inversionistas que, según el, no invierten, quizás sí va a haber invertido más en Pemex. Pero va a haber producido mucho menos. ¿Qué tanto sentido puede hacer eso? ¿De verdad este era su plan?

Siendo sinceros, más bien parece que el presidente cayó redondito. No lo culpo. Cuando acá apenas se inventaba la táctica de los otros datos, Pemex llevaba décadas perfeccionándolo.

A Zedillo y a Fox, Pemex les prometió extender el pico de Cantarell si tan sólo se incrementaban las inversiones. Lo que terminó pasando es que, con las agresivas técnicas implementadas, se aceleró su declive. A Calderón, Pemex le prometió la gloria con Chicontepec. Pero nunca logró producir más de un 20% de lo que prometió. Así se desperdiciaron miles de millones de dólares y se poncharon las reiteradas promesas de grandeza petrolera restaurada.

Peña Nieto también cayó. Prometió, famosamente, una producción de 2.5 millones de barriles diarios para el cierre de su Administración. De ahí, Pemex (con y sin socios) representarían casi 90% de su producción. Pero, cuando llegó el 2018, Pemex sólo estaba produciendo 1.8 millones de barriles diarios. Se había quedado corto por unos 500,000 barriles diarios. Estaba produciendo sólo 78.2 por ciento de lo que prometió.

Es tentador quedarse en la comparación con esta Administración. Aquí la diferencia respecto a las promesas llegó, en términos absolutos, a niveles iguales más rápido. Es decir, esta Administración va peor. En términos porcentuales, la variación negativa respecto a su meta es todavía más pronunciada. De nuevo: peor.

Pero hay un punto mucho más importante. Es cierto que hace muchas décadas Pemex nos dio el orgullo de sentirnos líderes en el mundo petrolero. ¿Eso le da un derecho eterno a sobreprometerle a todos nuestros presidentes y terminar defraudándolos? Quizás ellos en algún momento sepan y se coludan, pero ¿Qué hay del resto de los mexicanos? ¿Hasta cuando dejaremos a Pemex seguir viviendo de su pasado, a costa de nuestro presente y futuro?

@pzarater

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