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Opinión

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El progreso del norte y la pobreza del sur

Sergio Mota Marín

La posición de nuestro país en el contexto geopolítico es delicada. Carlos Marx decía en el siglo XIX que la diferencia entre México y EU era que al primero llegó la religión protestante y el espíritu de la reforma, mientras que a nuestro país llego la religión católica y el espíritu regresivo de la contrarreforma. Económicamente en EU se fomentó el trabajo de los granjeros y en México el de los campesinos. Modos de producción diferentes: en uno el espíritu del capitalismo, y en el otro el del feudalismo de las haciendas.

Ahora nuestro país mira hacia EU y establece asimilaciones para el desarrollo industrial, agropecuario, tecnológico y educativo. El centro norte del país ha absorbido las formas de producción capitalistas y la modernización tecnológica. Como resultado, 10 estados del centro norte han tenido en los últimos 10 años tasas de crecimiento económico promedio anuales de entre 4 y 6 por ciento. Por el contrario, el sureste está atrasado al igual que Centroamérica.

Estamos en medio de dos regiones contrastantes: el desarrollo de EU y el subdesarrollo centroamericano. Éste expulsa anualmente 400,000 personas que se dirigen prioritariamente hacia EU. En el pasado reciente, antes de las deportaciones masivas, la migración mexicana hacia EU fue de igual magnitud. Ello explica que vivan allá mas de 12 millones de mexicanos, de los cuales 4 millones son indocumentados.

En México el centralismo gubernamental privilegió el desarrollo del centro y el norte del país. En Centroamérica ocurrió aquello de las “naciones invertebradas”, como llamaba Ortega y Gasset a los países desarticulados por la falta de sintonía entre las élites y las masas. El desarrollo económico y la justicia redistributiva no se dieron, lo que explica la pobreza, la desigualdad, la falta de autonomía y eficiencia de sus poderes judiciales, la ausencia de cuadros administrativos y la corrupción. Y el narcotráfico y crimen organizado que agudizan las tendencias desequilibradoras.

El ejemplo mas patético es Nicaragua. Hace casi 40 años hubo una revolución con Daniel Ortega como uno de sus líderes. Ahora, Ortega y su mujer son los nuevos dictadores y el pueblo los repudia. Confirma la idea de que el color de la verdad es gris.

Para el sureste mexicano, el próximo gobierno realizará importantes programas de inversión en infraestructura en Oaxaca, Veracruz y la zona maya. Es la base para que los inversionistas tengan confianza e inviertan. Hay muchos proyectos, pero se espera la iniciativa gubernamental como factor detonador y los fondos de fomento.

En los países centroamericanos, los gobiernos miran básicamente a que China decida invertir en la zona. Significa que los gobiernos no han asumido que la responsabilidad de la conducción del desarrollo es de ellos y que después entran los inversionistas.

Las empresas extranjeras piden a los gobiernos centroamericanos reglas claras para realizar proyectos de inversión en la infraestructura. También esperan que se superen las posiciones caudillistas de los gobernantes que generalmente conducen a una inflación descontrolada. Asimismo, el reto de evitar políticas que en nombre de los pobres no generan avances duraderos.

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Escritor y licenciado en economía, egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México. De 1984 a 1990 fue embajador de México ante el Reino de Dinamarca, donde se le condecoró con la orden Dannebrog.

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