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Opinión

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El problema del crédito en México

La economía nacional sigue sin levantar cabeza y los sectores donde se ha registrado un movimiento positivo están relacionados con la exportación. En este rubro sobresalen las ventas de autos y autopartes a Estados Unidos que habían caído el año pasado. Dado que nuestra economía depende tanto de las exportaciones y que la economía estadounidense sigue flaqueando, como lo muestran los datos del último semestre, es fundamental que se busque por todos los medios cómo estimular el mercado interno, tanto en demanda como en inversión.

OBSTÁCULOS

Un obstáculo para el desarrollo de empresas en México ha sido la poca accesibilidad al crédito. Esto es impresionante, pues la mayoría de la población trabaja en pequeñas empresas con pobre productividad y que no crecen por varios motivos.

A mi parecer, los dos más importantes son la falta de crédito y la enorme burocracia estatal que ahoga a las pequeñas empresas, tanto en trámites como en impuestos pensados para las grandes compañías, lo que dificulta el aumento de productividad de las micro y pequeñas empresas, cuando no es que afectan su sobrevivencia.

Respecto al crédito, los bancos argumentan que hay relativamente pocos sujetos de crédito, y que por ello, para prestar a tasas razonables el universo debe limitarse. Es por ello que han surgido opciones de préstamos, pero a una tasa muy elevada, la cual prácticamente asegura el mal funcionamiento, cuando no la quiebra de la empresa. Además, existe el argumento de que aún cuando las garantías sean aceptables, el ejercer su posesión en caso de no pago es tan tardado, complicado y lleno de obstáculos -muchas veces debido a corrupción o leyes obsoletas-, que a fin de cuentas la garantía cubre de muy mala forma el préstamo.

En principio, la reforma financiera trata, si no de resolver, al menos de mejorar la situación.

En primer lugar, las reglas de capital deberían forzar a los bancos a prestar más y aumentar el universo de empresas a las que presta. Esto implica un mejor análisis por parte de los bancos y un mayor control y administración de riesgo. Aunque se habla mucho de este último punto, siempre ha sido considerado un aspecto de segunda o tercera importancia en el sistema financiero mexicano. Las consecuencias están a la vista en el reciente caso de Banamex, donde una administración de riesgo que cuenta poco y un control inexistente llevan a grandes pérdidas.

En segundo lugar, se trata de agilizar la recuperación de garantías, tanto en tiempo como en forma, para que, al recuperase mayor monto efectivo con la garantía, se pueda agilizar el otorgamiento del crédito. Para dar una idea de lo que se tarda un banco en ejercer una garantía hipotecaria en la actualidad, mencionaremos que muchas veces lleva más de cinco años.

En principio, la reforma tiene objetivos laudables. La cuestión es que el reglamento correspondiente, así como la implementación y la supervisión del mismo, realmente beneficie a las micro y pequeñas empresas aumentando su productividad. Si la percepción de los pequeños emprendedores es esta, habrá más inversión y empleo en mejores condiciones; y si esto redunda en beneficio de la productividad, la demanda interna debería mostrar signos de mejoría.

Esperemos que esto ocurra, pero siempre queda la duda de cómo será implementada dicha reforma. La reciente experiencia de México en este Mundial y en los anteriores, sintetiza mucho de lo que generalmente ocurre en otros ámbitos del país, es decir: se empieza bien, con buen juego, pero acaba mal en medio de la confusión.

*Esteban Martina es doctor en física por la UNAM. Su interés principal ha sido la valuación y análisis de riesgo de activos financieros, especialmente opciones y otros derivados. Actualmente es socio director de PRO Consulting.

emartina@mailprocp.com

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