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El mensaje de AMLO a Biden a través de una demanda sobre armas
Sería absurdo e inocente eliminar del contexto de confrontación del presidente López Obrador frente al de Joe Biden la demanda civil a las productoras de armas estadounidenses por parte del Gobierno mexicano.
Si bien es cierto que la acción que detonó el secretario de Relaciones Exteriores es un asunto legal en contra de empresas privadas, el mensaje es claramente político porque el gobierno del presidente Biden es corresponsable de la seguridad en los procesos o etapas logísticas de transporte de las armas que abandonan el territorio estadounidense para aparecer en territorio mexicano.
Es muy probable que la decisión del presidente López Obrador de demandar a las empresas de armas la haya demorado dos años, pero de manera voluntaria. Una pregunta obvia flota en el ambiente: ¿Por qué no decidió emprender la demanda durante el gobierno del presidente Donald Trump?
La semana pasada se cumplieron dos años de la masacre ocurrida en un Walmart de El Paso, Texas, donde un supremacista blanco disparó a mansalva asesinando a 23 personas, 9 de ellas de origen mexicano. El criminal confesó públicamente su objetivo: “matar tantos mexicanos como fuera posible”.
Horas después de que se conociera la identidad del asesino y su móvil de odio, el secretario Marcelo Ebrard calificó la acción como ataque terrorista y avisó que el Gobierno de México se reservaba diversas acciones al respecto.
En el entonces jefe de oficina del secretario de Relaciones Exteriores, Fabián Medina, recayó las actividades de empujar a la agenda pública los daños que genera el trasiego de armas estadounidenses y, por otra parte, tuvo la encomienda de lanzar una dura crítica al programa Iniciativa Mérida.
Medina abonó el terreno para detonar la demanda, sin embargo, no ocurrió ni en 2018 ni en 2019. Después se asentó la pandemia en el mundo y las prioridades cambiaron en la SRE. La agenda de las vacunas monopolizó las funciones de la cancillería.
El presidente López Obrador se sintió cómodo durante el gobierno de Trump, en principio, porque ambos presentan perfiles etnocentristas. AMLO estuvo de acuerdo en obsequiarle al presidente estadounidense un programa migratorio tipo “tercer país seguro”, recibiendo a migrantes centroamericanos deportados, y en aceptar a otros miles mientras duraba su proceso de petición de asilo a los Estados Unidos.
Resultaron sorpresivas las palabras que el presidente mexicano le dedicó a Trump durante su visita a la Casa Blanca en 2020, particularmente las que le dedicó por su trato a México. Lo que realmente revelaron fue la buena sintonía que tuvo con Trump por no interferir en la ruta crítica de la 4T.
Pero el panorama ha cambiado. Ya no resulta tan sencillo hacer una llamada a la Casa Blanca para pedir la liberación de un exfuncionario como ocurrió con el general Cienfuegos durante el gobierno de Trump. Ahora, se ve a un presidente AMLO incómodo con la relación con Biden debido a que lo considera “injerencista”.
La reforma de la ley de seguridad lleva un sello anti DEA de parte del presidente mexicano, pero algo más, tácitamente revela las diferencias existentes en política de seguridad entre México y Estados Unidos. Uno busca abrazos y otro busca capturar a los narcotraficantes.
Sobre el alcance legal de la demanda contra fabricantes de armas, es corto. Estos dirán que no venden armas de manera ilegal y que de ellos no depende la seguridad en la frontera.
Por otra parte, preocupan las discrepancias sobre el T-MEC, la mini Constitución compartida entre los tres países; conviene no sumar diferencias.
El presidente López Obrador le envía un mensaje a Joe Biden a través de la demanda sobre armas: su gobierno es corresponsable en materia de seguridad por el trasiego de ellas. Para AMLO, la relación es incómoda y extraña a Trump.
@faustopretelin

