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Opinión

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El G7: ¿Desfile de Zombies?

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¡Cómo pueden cambiar las cosas en poco tiempo! La 50ª cumbre el G7 celebrada en Italia el pasado fin de semana fue un triste espectáculo (“desfile de zombies”, tituló un periódico alemán) donde Giorgia Meloni, la cada vez más popular primera ministra italiana, recibió a sus seis colegas del grupo, todos ellos muy vilipendiados y poco queridos en sus respectivos países. Apenas el año pasado hablábamos de una regeneración del G7, sometido a severos cuestionamientos desde hace tiempo pero el cual parecía recuperar transcendencia en un mundo donde crecen las rivalidades estratégicas entre las grandes potencias y cada espacio internacional es susceptible a convertirse en un campo de batalla. “Ciertamente, (decíamos entonces), el G7 ha perdido capacidad para configurar los asuntos económicos mundiales, pero aún conserva cohesión de propósitos y capacidad de actuación común en los temas de gobernanza mundial”. Sin embargo, el notable quebranto de casi todos los líderes presentes en la cumbre de este año nuevamente cimbra las bases de una institución internacional cuyos referentes esenciales son la decisión de defender la democracia y los derechos humanos a nivel global y su fe inquebrantable en el libre mercado.

En Estados Unidos, las encuestas insisten en darle ventaja a Donald Trump sobre el cansino Joe Biden. En Japón, el gobierno del primer ministro Kishida Fumio se enfrenta a una paupérrima aprobación pública de apenas el 21 por ciento, un mínimo histórico, y podría prono ser expulsado de la jefatura del gobierno por su propio partido. En Alemania, el gobierno del canciller Olaf Scholz difícilmente podría ser más impopular y no acaba de digerir la humillante derrota de su partido, el socialdemócrata, en los comicios europeos: apenas obtuvo el 13.5 por ciento de los votos. En Francia, el poco apreciado Emmanuel Macron convocó a elecciones parlamentarias anticipadas después de su también contundente derrota ante la extrema derecha en las europeas. Tiene muy pocas posibilidades de salir triunfador. Asimismo, el malhadado primer ministro británico, Rishi Sunak se enfrenta a una casi inminente derrota la cual puede ser la mayor del Partido Conservador en su larga historia. En Canadá, Justin Trudeau simplemente es un “pato cojo” con el índice de popularidad más miserable para un jefe de Estado en 50 años. La anfitriona Giorgia Meloni es la excepción en esta patética lista: su fuerza dentro de Italia y su prominencia en la UE no ha hecho sino incrementarse.

La debilidad simultanea de los gobiernos francés y alemán, motores de la integración europea, es un fenómeno inédito y podría significar una reconfiguración de los centros de poder dentro de la UE. Por supuesto, también se cierne la posibilidad de un segundo mandato de Trump, lo cual sacudiría a la alianza transatlántica, arrojaría a la incertidumbre la respuesta de Occidente a Rusia y podría socavar la coherencia del G7 como reunión de las principales naciones del mundo democrático liberal. Sin duda, toda esta incertidumbre no impidió ciertos logros del G7 en la pasada cumbre, donde se acordó un préstamo de 50 mil millones de dólares a Ucrania utilizando como garantía los intereses devengados por los activos rusos congelados en Occidente. Pero no dejó de hacerse presente una poderosa sensación de estrés excesivo en los líderes reunidos. ¡tiene futuro el G7? Después de todo, el obituario del G7 ya se ha sido escrito antes varias veces y a pesar de ello el grupo ha demostrado tener una resiliencia notable. Pero mirando hacia atrás dentro de algunos unos años, no sería del todo asombroso ver la cumbre del 2024 como el final definitivo de la viabilidad del G7.

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