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Desinformar para extinguir la democracia

Bonn. La propaganda se esconde debajo del disfraz que representan las redes sociales. En la actualidad, propaganda y engaño ya son sinónimos. Su aliado es la desinformación.
Ayer inició el Global Media Forum en Bonn, la antigua capital de Alemania. La conferencia magna estuvo a cargo de la ministra de Exteriores Annalena Baerbock. El título de la conferencia contenía un efecto especial: El poder de la democracia.
El poder de la democracia es socavado por la desinformación.
Baerbock comentó que la democracia se encuentra en tránsito permanente, es decir, nada es para siempre. Lo ha sabido Alemania a lo largo de su historia (lo sabe Estados Unidos, lo sabe México, lo sabe el mundo), y por eso Baerbock lanza la alerta unos días después de que el poder se reacomodara entre la ultraderecha europea producto de las elecciones parlamentarias, y por si faltara, con dos guerra como telón de fondo: Ucrania y Gaza.
Europa está sobre estresada.
Al finalizar su discurso, Annalena Baerbock se sumó a una mesa integrada por Maria Ressa, periodista filipina y Premio Nobel de la Paz, y Culton Scovia, periodista de Uganda y fundadora de Her Story.
Ressa ha sido de las periodistas que más ha sufrido del algoritmo de Facebook.
Mark Zuckerberg factura a lo grande; ha encontrado la correlación perfecta, mientras el odio social crece, los dígitos de sus cuentas también lo hacen; socavar la democracia es negocio. Es paradójico, el laboratorio del odio global es Cupertino, California.
Maria Ressa fue perseguida por el régimen autoritario de Duterte en Filipinas. Facebook fue usado por el entonces presidente para desinformar y para polarizar a la sociedad.
“Estuve en el infierno y ahora me encuentro en el purgatorio”, comenta Ressa, y pronuncia la palabra que con mayor frecuencia se escucha como producto estrella de las redes sociales: deshumanizar.
El odio que le tuvo Duterte a Ressa se tradujo en campañas tipo deepfake. Lo falso extramaquillado para intentar confundir a los usuarios de las redes.
Culton Scovia, por su parte, centró su participación en la batalla campal entre la información y la propaganda.
Confundir, mentir y manipular.
Alemania está en alerta sobre la desinformación. Para ello echa mano de la televisión pública Deutsche Welle, la organizadora del Globa Media Forum, a través de campañas intensas en contra de la desinformación, particularmente a través de un periodismo riguroso.
Jaime Abello, de la Fundación Gabo, me recuerda que el Parlamento alemán no escatima en aprobar el presupuesto que sea necesario para la Deutsche Welle porque en juego está la democracia.
El programa del Global Media Forum tiene dos vectores donde descansa sus contenidos: las guerras en Gaza y Ucrania. Esta es la razón por lo que la presencia de Annalena Baerbock fue estratégica.
En su entorno se encuentra el sector periodístico, es decir una transformación profunda en la oferta y demanda de contenidos.
La democracia, en tránsito.
Aclaración: En este espacio publiqué el 13 de junio “Estados Unidos, el único poder frente a Sheinbaum”. Uno de los ejes del texto trata sobre la continuidad en la política migratoria que hubo entre Trump y Biden. La embajadora Martha Bárcena tomó la mejor decisión en su momento, ocurrió cuando el presidente AMLO se niega a felicitar al presidente electo, Joe Biden. En ese momento no era difícil pensar que la Casa Blanca de Biden haría cambios sustanciales en política migratoria. No lo hizo. Pero, insisto, la embajadora Bárcena tomó la mejor decisión.
X: @faustopretelin

