Lectura 5:00 min
Reflexiones sobre nuestras decisiones financieras

Joan Lanzagorta | Patrimonio
El dinero que ganamos es finito. Es limitado. Se acaba. Eso implica que no es posible hacer todo al mismo tiempo o comprar todo lo que queremos. Por el contrario, tenemos que decidir cómo aprovecharlo de la mejor manera. Esto implica aprender a priorizar. ¿Qué es más importante? ¿Qué es lo que no puede faltar? ¿Qué es lo que estoy dispuesto a dejar de lado (ahorrar), con tal de alcanzar un objetivo?
Cada decisión financiera que tomamos tiene un costo de oportunidad. Porque tomar una implica dejar de tomar otra. Por ejemplo, si tenemos 150 pesos para gastar hoy a la hora de la comida, podemos ir a comprar unos tacos, o podemos ir a tomar un café y un pastel. Pero no podemos hacer las dos. Elegir una opción implica automáticamente no escoger la otra.
¿Por qué es tan importante entender esto? Porque todo el tiempo estamos tomando decisiones financieras, aún sin darnos cuenta. Tomar un autobús o ir en bicicleta es una decisión financiera. Si escogemos lo primero, tendremos que pagar el boleto. Eso puede parecer algo pequeño, pero es dinero que ya no podremos usar para otras cosas.
Muchas veces me encuentro con personas que ganan poco y me dicen que no pueden ahorrar porque no les alcanza. La verdad es que en la mayoría de los casos, sí podrían. Lo que pasa es que no están conscientes de que tienen esa opción.
Por ejemplo: mucha gente se va a tomar un café o se come una torta a media mañana. Eso cuesta dinero. También podrían elegir no hacerlo un día a la semana y aportar esa cantidad a Afore, por pequeña que sea. En ambos casos el dinero ya se fue, ya no lo tenemos. La diferencia es el destino que le dimos.
Si uno escoge la Afore, el costo de oportunidad es que nos quedaremos con hambre hasta más tarde. O con las ganas del café. Pero quizá era más importante aportar a la Afore. Ojalá pudiéramos hacer las tres cosas, pero por lo menos ahora no es posible (quizá más adelante, si aumentamos nuestros ingresos).
Así son todas las decisiones financieras. Parecen muy simples, aunque no lo son tanto. Por eso insisto que lo más importante en finanzas personales es tener claridad sobre nuestras prioridades y objetivos en la vida.
Sé que últimamente he hablado muchísimo sobre el plan de gastos, pero por esto mismo es tan importante. Porque es una herramienta que nos da claridad. Implica sentarnos y decidir cómo nos vamos a gastar la totalidad de nuestro ingreso, desde el momento en que lo recibimos. No antes pero tampoco después. ¿Qué es lo que necesito que este dinero haga por mí antes de que me vuelvan a pagar? ¿Qué cuentas tengo que enfrentar (luz, renta, agua)? ¿Cuánto necesito para comer? ¿Qué categorías necesitan más atención (y que les asigne un poco de dinero)? ¿Cuánto de lo que me pagaron va a ser para mí y para construir un mejor futuro? ¿Cuánto puedo gastar en diversiones?
Sin un plan de gastos, es muy fácil perder la perspectiva y usar el dinero, como mucha gente, para enfrentar lo que viene, lo que se nos cruza en el camino. Si se nos antoja una torta, la compramos porque hoy tenemos dinero, sin pensar en cómo puede afectar el resto del mes. Por eso mismo tanta gente se queda sin dinero antes de que termina la quincena.
Pero además, el plan de gastos es una herramienta flexible, que se puede adaptar y ajustar a una nueva necesidad. Porque la realidad muchas veces no se da exactamente como la planeamos. Siempre se cruzan cosas. Entonces, en ese momento y nunca después, nos volvemos a sentar y vemos qué podemos reasignar.
Así, tomamos decisiones proactivas con nuestro dinero y no reactivas. A lo mejor teníamos presupuestados 700 pesos para pagar el gas, pero el recibo llega por 1,200. Eso significa que tendremos que encontrar cómo cubrir el faltante. Ajustar nuestro plan de gastos - reducir una o varias categorías que quizá tienen cierta holgura, para poder pagar el gas.
Lo mismo pasa si se anuncia el concierto de nuestro cantante favorito y los boletos cuestan más de lo que tenemos en la categoría de diversiones. Nos sentamos y vemos de dónde puede salir ese dinero o si de plano no hay manera como podamos ir. También podemos decidir si queremos tomar una deuda para poder asistir, o si hay otras cosas que son más importantes.
Cualquier decisión que tomemos nos hará sentir bien y satisfechos, porque la habremos hecho de manera consciente, tomando en cuenta los costos de oportunidad y siempre atendiendo a lo que es más importante para nosotros. Esa es la clave del manejo de nuestro dinero.

