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Opinión

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Desarrollo industrial? y empleo

Lo relevante del sector industrial es su capacidad reactiva por sus innovaciones, ante los problemas ?que enfrenta la economía y la sociedad cada día.

México privilegió un patrón de especialización productiva que ha hecho de la maquila productora de aparatos electrónicos y computadoras, de prendas de vestir, de automóviles, entre otros, su esencia. Su destino de exportación es el mercado estadounidense.

Se trata de ramas manufactureras con el uso intensivo de mano de obra. Emplean tecnología de última generación consistente en una compleja logística de abastecimiento. En los últimos 20 años ha creado alrededor de 2 millones de empleos, aunque los salarios sólo representan 10% del salario promedio de los países desarrollados. Producen para satisfacer la estrategia corporativa de las grandes empresas estadounidenses, japonesas y coreanas que compiten en el mercado interno de EU. El modelo mexicano, que también es de varios países centroamericanos, se diferencia del existente en el Cono Sur de América Latina, que tiene como característica principal el uso intensivo de recursos naturales, con plantas de producción sumamente automatizadas, alta densidad de capital y son generadoras de poco empleo. Son industrias de productos básicos: aceites vegetales, celulosa, papel, hierro, acero, harina de pescado.

Ambos modelos coexisten con otras formas de organización productiva. Relevante es el hecho de que han perdido peso los sectores de alta densidad de mano de obra no calificada como son los bienes no durables, como calzado y manufacturas de cuero, muebles o textiles, las empresas pequeñas y medianas de gestión familiar. Ahora, ante la contracción mundial de la demanda, ambos modelos se han visto afectados.

Lo relevante del sector industrial es su capacidad reactiva por sus innovaciones, ante los problemas que enfrenta la economía y la sociedad cada día. Es el sector más dinámico dentro del conjunto de la economía. Basta que fluya el crédito para que las empresas generen empleo.

A nivel mundial, la industria representa 20% del PIB, 70% del comercio global y origina más de las tres cuartas partes de la investigación y desarrollo científico y tecnológico en el ámbito privado. Precisamente por ello, los países con miras a un mayor crecimiento económico están realizando mutaciones en su industria. La base de ello son nuevos materiales, sistemas operativos más potentes, procesos más eficaces y una gran disponibilidad de servicios que se efectúan en Internet. Algunos le llaman a éste proceso la cuarta revolución industrial.

Esta ola de cambios mundiales no puede pasar desapercibida en México, sobre todo porque las transformaciones que se realizaron a partir de la apertura comercial, liberalización financiera y privatizaciones suponían acelerar el crecimiento económico, elevarían la productividad y conducirían a la creación de más empleos y a una mayor equidad. Todavía son asignaturas pendientes.

Ello hace evidente que se necesita de políticas de desarrollo productivo y fomento tecnológico, como ocurrió en los 80, en que a pesar de la apertura comercial se protegieron las industrias electrónica y automotriz, lo que explica su nivel actual de alta productividad. Hoy, con las empresas, las universidades, las entidades encargadas de la formación de recursos humanos calificados, la banca y los sindicatos, se pueden asimilar las transformaciones que se viven en la industria mundial.

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