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Big techs pisando la cancha financiera

“Es excelente tener la fuerza de un gigante, pero es tiránico usarla como gigante”,
William Shakespeare
Entre el 8 y 9 de febrero pasados, tuvo lugar en Basilea, Suiza, un foro organizado por el Bank for International Settlements (BIS) del cual es Gerente General Agustín Carstens quien anteriormente fungió como Gobernador del Banco de México y Secretario de Hacienda y Crédito Público, entre otras importantes encomiendas. El tema precisamente fue Big techs in finance, implications for public policy.
Este tipo de anglo neologismos usualmente se componen de la conjunción de otras dos palabras como en Fintech (Finance y Technology) y en este caso, Big tech (Big y Technology), pero para efectos ilustrativos podemos entender que las Big tech son aquéllas grandes empresas tecnológicas que de origen están enfocadas a la prestación de servicios tecnológicos, algunas incursionaron en el comercio electrónico o los medios y redes sociales, y que ahora están entrando a la prestación de servicios financieros. Esto implica varios aspectos a considerar, la mayoría de los cuales fueron puestos sobre la mesa en el discurso inaugural de dicho evento por parte del Dr. Carstens.
Prologando los posicionamientos que se dieron en dicho foro y los análisis que con la profundidad ameritada se requieren y seguramente continuarán desarrollándose, el Dr. Carstens refiere las principales inquietudes a observar en el desarrollo de las políticas financieras públicas respectivas y su correspondiente marco regulatorio: (i) control sobre el uso de toda la información a la que tienen acceso estas empresas; (ii) competencia económica ya que de inicio estas empresas pueden favorecer en esa materia, pero en breve podrían convertirse en jugadores dominantes en perjuicio de otras entidades y de los propios usuarios; y (iii) posibles efectos en la estabilidad de los sistemas financieros en virtud del volumen de operación que rápidamente pueden llegar a tener, que pueda llegar a haber una excesiva interdependencia con ellos y la dificultad de rendición de cuentas y supervisión; así como las vulnerabilidades sistémicas que pueden ocasionarse ante las fallas de alguna de estas empresas que por ejemplo esté entre otras cosas prestando servicios en la nube (4 empresas que son Amazon Web Services, Microsoft Azure, Google Cloud y Alibaba Cloud operan alrededor del 70% de ese mercado a nivel mundial).
Hay que tener presente que una de las características de las Big tech, es que cuentan con inmensas bases de datos de sus usuarios que, aunado a sus fuertes capacidades tecnológicas y desarrollos de inteligencia artificial, pueden compilar, procesar, analizar y ejecutar programas con base en las mismas a altas velocidades.
Tal vez en aras de contar con elementos prácticos para dimensionar en mejor forma lo que esto implica, pudiéramos pensar como ejemplo hipotético en algún conglomerado mundial de redes sociales ampliamente utilizadas que por su propia naturaleza cuenta con una millonaria lista de usuarios a nivel global, indiscutible influencia y posicionamiento de marca y más aún, bases de datos, usos y preferencias de consulta de información y consumos de bienes y servicios, segmentaciones por nacionalidad, género, edad, nivel educativo e incluso económico, etc. Hasta el momento, el análisis inteligente de dicha información sirve para la promoción y venta de bienes y servicios, pero ¿qué sucede cuando con ello, dicho conglomerado a través de alguna de sus subsidiarias puede también ofrecer directamente servicios financieros al mencionado universo de usuarios?, a través de aplicaciones e interfaces directamente conectadas con tales redes e incluso, dentro de los mismos ambientes para facilitar y hacer agradable la experiencia a los usuarios. En otras palabras, este poderoso y casi omnisciente manejo de la información puede también ofrecerte los servicios financieros que requieres en el momento en que estima que los necesitas.
Por otra parte, una empresa que después de un complejo proceso logra una autorización para operar como Institución de Tecnología Financiera, Banco, Sociedad Financiera Popular o cualquier otra entidad regulada, se enfrentaría repentinamente con otra entidad que puede realizar las mismas actividades financieras con un gran universo mundial de clientes ya conocido y al que en un tiempo muy corto, podría igualmente convertir en usuarios de sus servicios financieros, y seguir exponencialmente ganando nuevos usuarios, fenómeno denominado “data-network-activities (DNA) loop”. Aquí el cuestionamiento es desde el punto de vista de la competencia económica, ya que bajo ese escenario la dominancia que pudiera implicar la Big tech respecto de los demás jugadores de ese mercado, pudiera comprometer especialmente a las entidades que no formen parte de grupos o consorcios, a las de reciente creación, etc., sobre todo partiendo de la base de que si alguien es experto e invierte más que nadie en manejo de big data e inteligencia artificial, son estas empresas, lo que no sucede en la misma medida por los actuales jugadores del mercado en la prestación de servicios financieros.
El tema es complejo y muy amplio, porque habría que revisar también desde el punto de vista de las autoridades que se encuentren en condiciones aceptables y cuenten con los recursos económicos (presupuestales), de alta tecnología, materiales y humanos para supervisar esta operación masiva tal vez en línea y tiempo real para estar acordes con su naturaleza, porque se apreciaría difícil que con auditorías realizadas uno o dos años después, pueda leerse esta red de miles de millones de transacciones locales y extraterritoriales para detectar las desviaciones y en su caso, determinar las correcciones con oportunidad.
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