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Labrando el camino hacia un futuro más igualitario y justo

A través de iniciativas educativas, se pueden superar las barreras culturales y sociales que limitan el desarrollo de las mujeres.

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Viridiana Diaz

En un mundo donde persisten los estereotipos de género y la desigualdad, las mujeres enfrentan diversos desafíos para participar en sectores tradicionalmente dominados por hombres. Desde los modelos que limitan la elección de carreras hasta la carga desproporcionada de cuidados y trabajo doméstico, las mujeres luchan por igualdad de oportunidades y reconocimiento en la sociedad.

Una de las principales barreras es la percepción cultural de que ciertas profesiones son más adecuadas para hombres, lo que perpetúa la discriminación y la falta de representación femenina en roles de liderazgo. Sin embargo, movimientos como STEM están promoviendo la participación de mujeres en campos como la ciencia y la tecnología, lo que desafía estos patrones y fomenta la diversidad en el lugar de trabajo.

Además, la desigualdad en la distribución del trabajo doméstico limita la capacidad de las mujeres para avanzar en sus carreras, ya que se espera que asuman la mayor parte de las responsabilidades familiares. Esta carga afecta su tiempo y energía; así, se dificulta su participación en roles de liderazgo y toma de decisiones, destacó Lorena Vázquez Ordaz, reciente ganadora del Premio a la Trayectoria Exatec 2024, quien destaca los desafíos y estrategias para fomentar la participación de las mujeres en roles de liderazgo y toma de decisiones.

La brecha salarial también es un obstáculo significativo, con mujeres ganando menos que hombres por el mismo trabajo y las mismas horas. Esta disparidad desmotiva a muchas mujeres a seguir avanzando en sus carreras y perpetúa la desigualdad económica de género.

Para abordar estos desafíos, es crucial que las instituciones y empresas promuevan la igualdad de oportunidades en todos los niveles, desde el reclutamiento hasta la promoción. Esto incluye programas de capacitación en liderazgo y políticas que equilibren la vida laboral y personal, como horarios flexibles y licencias parentales equitativas, agregó Lorena Vázquez.

En cuanto a las políticas gubernamentales, éstas desempeñan un papel clave en la promoción de la equidad de género, mediante la implementación de leyes y programas que garanticen la igualdad de oportunidades y aborden la violencia de género. Estas políticas pueden impulsar la participación política de las mujeres y garantizar su representación en la toma de decisiones.

Por su parte, las organizaciones de la sociedad civil también son fundamentales para empoderar a las mujeres y promover su participación activa en la sociedad. A través de programas educativos, capacitación en habilidades y defensa de políticas inclusivas, estas organizaciones pueden ayudar a superar las barreras culturales y sociales que limitan el desarrollo de las mujeres.

Para superar las barreras culturales y sociales, es importante que a través de programas integrales se aborden las causas subyacentes de la desigualdad de género, esto incluye medidas para eliminar los roles de género tradicionales, promover la educación de las niñas y garantizar el acceso equitativo a recursos económicos”, destacó la vocera.

En última instancia, la sensibilización y la educación son herramientas poderosas para combatir la desigualdad de género. Al aumentar la conciencia sobre estos problemas y promover la inclusión y la diversidad, podemos construir un mundo más justo y equitativo para todas las personas, independientemente de su género.

viridiana.diaz@eleconomista.mx

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