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Gaby Agúndez: clavado comercial para salvar el sueño olímpico
La clavadista aspira a disputar sus segundos Juegos Olímpicos en París 2024, pero la crisis económica que golpea a los deportes acuáticos en México le exige un doble esfuerzo: entrenar y conectar con patrocinadores.

Gaby Agúndez fue medallista de bronce en la plataforma de 10 metros sincronizados en los pasados Juegos Olímpicos de Tokio junto a Alejandra Orozco. Foto: Reuters
Desde muy temprana edad, Gabriela Belem Agúndez García (La Paz, Baja California Sur; 4 de agosto de 2000), mejor conocida como Gaby Agúndez, comprendió que el único camino para el éxito dentro del deporte es el sacrificio. Estaba entrando a la adolescencia cuando tuvo que separarse a 1,200 kilómetros de su familia para radicar en la capital de México y forjar su sueño de ser clavadista; eso no la espantó, sino que consolidó su carácter.
Pero ahora, a sus casi 23 años y con múltiples medallas en su currículum, incluyendo un bronce olímpico, vivió una situación que la puso a pensar seriamente en el retiro: la falta de estabilidad en los deportes acuáticos de México, derivada del caos que sufre la Federación Mexicana de Natación (FMN) y el abandono de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade).
“Estoy consciente de que el camino nunca ha sido fácil, siempre se nos presentan trabas, pero esta es una de las situaciones más fuertes que me ha tocado pasar porque uno está acostumbrado a salir de lo que depende de sí mismo y en esta ocasión nos afectan temas que no están en nuestras manos. Pasó por mi cabeza que podría terminar mi carrera deportiva, pero entonces dije no, todavía tengo más que dar”, narra la clavadista en entrevista con El Economista.
Gaby Agúndez fue medallista de bronce en la plataforma de 10 metros sincronizados en los pasados Juegos Olímpicos de Tokio junto a Alejandra Orozco, aunque su historial ganador empezó desde los 14 años en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Veracruz, repitiéndose en 2018 en Barranquilla y en los Olímpicos de la Juventud de Buenos Aires, así como en los Panamericanos de Lima en 2019.
Está acostumbrada a las exigencias del alto rendimiento desde antes de que recibiera su credencial de elector, pero lo que ahora se ha convertido en su losa más pesada, al igual que para otros 69 atletas mexicanos de deportes acuáticos, fue el corte de recursos que la FMN recibió a partir de enero por parte de Conade, a año y medio de llegar a París 2024.
“Es un momento difícil para mí y para las disciplinas acuáticas en México, pero eso no hace que quite el dedo del renglón. Quiero llegar a París 2024 y competir en mis segundos Juegos Olímpicos, repetir esa sensación de estar en el podio. Vale la pena insistir en esto porque es mi sueño y porque quiero que las nuevas generaciones vean que no hay que rendirse fácilmente, sino que hay que salir adelante en momentos de adversidad”.
Como medallista olímpica, Agúndez percibía 41,000 pesos de beca mensual por parte de Conade hasta diciembre de 2022 y sus otros ingresos provenían de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), ya que forma parte del ejército en el rango de cabo, agregando un estimado de 13,400 pesos al mes (salario militar de acuerdo con portales del Gobierno de México).
Tras el recorte de Conade, Gaby se quedó sólo con el sustento económico de la Sedena, aunque encontró otra fuente de apoyo en la iniciativa privada a través de tres marcas con las que tiene vínculo en la actualidad: Nike (ropa deportiva), Dexfit (clubes y gimnasios) y Cryo-B (crioterapia), además de que está aprendiendo francés mediante la asociación civil Alianza Francesa.
En los últimos meses, los atletas acuáticos han buscado la forma de conseguir fondos desde la iniciativa privada o por vías propias. Uno de los casos más sonados fue el respaldo del magnate mexicano Carlos Slim a la selección de natación artística que participó en el Mundial de Egipto, pero también hay ejemplos individuales como el de Kevin Berlín, quien decidió vender café, y Diego Balleza, que abrió su perfil en la plataforma de OnlyFans para vender fotos de su cuerpo.
En el caso de Agúndez, junto a Alejandra Orozco, llegaron a pensar en subastar sus medallas olímpicas, pero antes de eso prefieren establecer un plan estratégico hacia las marcas en las que ofrecen varias actividades además de su rendimiento a cambio de apoyo económico o en especie, aunque eso les represente un doble esfuerzo.
“Hemos buscado alternativas. Ha sido difícil compaginar entrenamientos con estar pensando en qué se puede hacer para obtener los recursos no sólo de aquí a dos meses, sino hacia Juegos Olímpicos. Tenemos que alzar la voz y pedir ayuda a la gente e iniciativa privada, decirles que queremos que todo sea recíproco, que sepan que soy una atleta comprometida, dedicada, transparente y que en verdad trabajo por mis sueños, que su apoyo en verdad que va a tener recompensas”.
Atletas MX es la agencia de sports marketing que representa a Agúndez y otros atletas. En su plan de trabajo ofrecen a los patrocinadores seis ramas de beneficios por vincularse con los deportistas: exposición mediática, conferencias motivacionales, proyección de marca y uso de imagen, exclusividad, espacios en medios y apoyo en ventas digitales (e-commerce).
Gaby Agúndez cuenta con más de 65,000 seguidores entre Instagram, Twitter, Facebook y TikTok; algunas de sus publicaciones (en Instagram) superan las 30,000 interacciones. Gracias a ese ancho mediático, pero además por las entrevistas que concedió a medios de comunicación junto a Alejandra Orozco, consiguieron que AeroMéxico se sumara a su cartera de patrocinios y les garantizara los vuelos para el Mundial de Clavados de Japón en el mes de julio.
“El panorama empieza a verse un poquito mejor, después de lo de AeroMéxico hay esperanza, vamos a seguir poniendo de nuestra parte en lo que se tenga que hacer. Tengo un ojo en el entrenamiento y otro para ver cómo solucionar esto”.
La clavadista asegura que continuará en toda la disposición para seguir relacionándose con más marcas, ya que aún no cuenta con los recursos suficientes para costear todo su proceso a París 2024, pues de acuerdo con varias fuentes un atleta, mínimo, supera el millón de pesos anuales en su preparación dentro de un ciclo olímpico.
Agúndez ha observado en sus colegas de otros países que allá no se preocupan por este tipo de temas, sino que siempre están enfocados a su rendimiento deportivo: “Creo que eso es lo que hace falta en México, que el atleta tenga esa tranquilidad de no estarse moviendo para buscar apoyo”, dice quien es considerada una de las cartas fuertes del país para la justa de París.
—¿Qué sería lo óptimo para ustedes como atletas, que la iniciativa privada tome el control económico en su ciclo de preparación o los servidores públicos?
—“Lo mejor sería que nada de esto estuviera pasando. Sabemos que esto no le corresponde a la iniciativa privada, pero se pide apoyo y, si se suman, nosotros encantados. En verdad sería un gran alivio no estar preocupados de saber cómo le vamos a hacer para obtener recursos para ir a nuestras competencias, pero aquí estamos buscando soluciones y viendo de qué manera, de la forma más tranquila, podemos obtenerlos”, concluye la clavadista, que sueña con una segunda medalla olímpica en el verano del año entrante.