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Olivea Farm to Table: el restaurante de Valle de Guadalupe que logró una estrella Michelin y una estrella verde en 2025

En 2025 recibió una estrella Michelin y una estrella verde, reafirmando su compromiso con la sostenibilidad y con una experiencia gastronómica que no conoce temporadas bajas.
En el Valle de Guadalupe, Baja California, un restaurante ha logrado lo que pocos: mantener un flujo constante de comensales durante todo el año y consolidarse como un ejemplo de gastronomía y hospitalidad a nivel internacional. Se trata de Olivea Farm to Table, un proyecto que ha transformado la manera de entender el lujo gastronómico en México y que en 2025 fue galardonado con una estrella Michelin y una estrella verde Michelin por su compromiso con la sostenibilidad.
En exclusiva para Bistronomie de El Economista, conversamos con Ange Díaz, diseñadora, decoradora y paisajista integral, y Adriana Rose, estratega y creadora de experiencias tecnológicas, dos de los pilares de este proyecto que desde sus inicios ha captado la atención de críticos y comensales por igual.
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“Siempre soñamos con crear un hotel y un espacio propio. Olivea nació de ese deseo y se convirtió en un lugar donde la tierra dicta el menú y cada experiencia conecta con el Valle de Guadalupe”, explica Ange, al recordar cómo junto a su esposo decidieron dar vida al proyecto tras décadas de trabajar para otros.
La propuesta gastronómica, liderada por el chef ejecutivo Eduardo Zaragoza, se sustenta en un huerto vivo del que nacen los ingredientes protagonistas de cada plato. “Aquí los vegetales no son acompañantes, son protagonistas. Nuestro menú cambia cada 21 días y refleja el ritmo de la naturaleza”, agrega Rose.
El reconocimiento internacional llegó con fuerza en 2025, cuando Olivea Farm to Table recibió una estrella Michelin, además de la estrella verde, distintivo reservado para aquellos restaurantes que incorporan prácticas sostenibles. “Ese ojo nacional e internacional nos motivó a cuidar cada detalle: la cocina, el servicio, las instalaciones. Fue un regalo que impulsó a toda la región”, subraya Ange.

Olivea
A diferencia de muchos proyectos que dependen de temporadas altas, Olivea Farm to Table ha mantenido una constancia sorprendente. “Nuestro restaurante no tiene temporadas bajas. La gente viene a vivir una experiencia completa, ya sea en vendimias, en San Valentín, en bodas o simplemente en un día especial. Eso nos da una estabilidad única”, afirma Rose.
La clave, aseguran, está en la combinación de autenticidad y disciplina. “Nosotros no subimos precios por premios o modas. El ticket promedio se mantiene estable porque creemos que el lujo debe ser accesible sin perder calidad. Si un producto mejora la experiencia, ajustamos; si el costo baja, también lo reflejamos. Seguimos a la tierra, no a las tendencias”, apunta Ange.
La hospitalidad se completa con Casa Olivea, un hotel boutique que ofrece serenidad y confort en medio del Valle, y con Olivea Café, espacio que funciona como punto de encuentro comunitario. “Queremos cubrir todas las necesidades del visitante, desde una cena de ocho tiempos hasta el café de la mañana. Todo pensado para que se sientan en casa”, explica Rose.
Pero más allá de la experiencia gastronómica y hotelera, Olivea Farm to Table se ha posicionado como un ejemplo de sostenibilidad viva. Reutilizan aguas grises, aplican técnicas regenerativas y aprovechan al máximo cada ingrediente del huerto. “Nada se desperdicia, lo que no llega al plato regresa a la tierra. Comer bien es también un acto de respeto por el planeta”, concluye Ange.

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Con una visión que fusiona creatividad, innovación y compromiso ambiental, Olivea Farm to Table demuestra que el Valle de Guadalupe no solo es tierra de vinos, sino también de proyectos que elevan el nombre de México en la gastronomía mundial.



