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Si Abel matara a Caín
Una mala interpretación del Corán quiere acabar con la Historia.
Los nombres de Mesopotamia, Babilonia y Caldea son conocidos por casi toda la gente. Y también el río Tigris, la Torre de Babel y el Diluvio Universal. Es más, se piensa que cerca de ahí, en la media luna de tierra fértil bendecida por las aguas del Tigris y Éufrates, estaba el Paraíso Terrenal. Y una vez que Adán y Eva fueron desterrados por morder la manzana del conocimiento, su primogénito Caín que representa a la agricultura y, con ello, al sedentarismo y, por tanto, a la civilización mató a su hermano Abel, símbolo de la vida nómada y los destinos inciertos.
Por la Epopeya de Gilgamesh, del Antiguo Testamento y la Torá se intuye que, en ese asentamiento en lo que hoy es el norte de Irak, comenzó el Diluvio Universal, que, por cierto, amainó el monte Ararat (en la actual Armenia) con un arcoíris que fue y es para los creyentes la Alianza de Dios con Noé y su prole para que el planeta no se vuelva a inundar.
También se cuenta que en Babilonia, los hombres intentaron construir una torre o un zigurat tan alto que llegara al cielo, pero Dios, ése que tanto disfruta los crímenes y castigos, en su inmensa soberbia hizo que los constructores no se pudieran comunicar entre sí, dando origen de la diversidad lingüística en el planeta.
Los estudiosos señalan que en los templos de Caldea nació el llamado oficio más antiguo de la humanidad, pues las sacerdotisas entregaban su cuerpo y encantos a los forasteros, pues creían que el viajero podría ser un dios disfrazado de pordiosero.
En tal región, en algún momento que va del seis a los 1,000 años a. C., una de las muchas etnias que la habitaban fundó Asiria, que debe su nombre al dios Assur, representado en sus orígenes como un árbol, y a la diosa Ishtar Isis para los egipcios, Afrodita para los griegos y Venus para los romanos , deidades del amor sexual y, por lo mismo, de la vida, según se sabe por algunas piezas escultóricas e inscripciones que tal vez ya estén destruidas.
Después los asirios se convirtieron en conquistadores y, a la vez de que eran crueles con sus enemigos, su cultura se fue refinando, de manera paradójica, gracias al contacto con otros pueblos, sobre todo con el sumerio, tanto así que a partir del 3,000 a. C., a la vez que conquistaban y eran conquistados, empieza una historia laberíntica, difícil de seguir, en la que se forma el primer imperio del mundo antiguo, su florecimiento y sometimiento por otros imperios.
Ahí, en Oriente Próximo o Medio, con la invención de la escritura cuneiforme en tablillas de barro nace lo que hoy se podría denominar la Historia de occidente, y con ello el conocimiento de la rueda y la aritmética, y de las cuentas con números se pasó a los cuentos con palabras (la epopeya sumeria de Gilgamesh, el texto literario más antiguo que se conoce, da razón de lo dicho), las bibliotecas, los jardines colgantes, el derecho (de ahí también es el código de Hammurabi), una arquitectura con bóvedas y cúpulas, la ciencia por medio de la astronomía y un arte variadísimo que va del hiperrealismo a las figuras geométricas, que si bien se preocupaba poco por la estética , llegó a ser de una exquisitez fascinante.
Para el 401 a.C., Jenofonte escribió de una ciudad a la que nombró Mepsila que, por una etimología en la que se mezclan varias lenguas, derivó 12 siglos después en Mosul, cuna de diversas culturas y lugar de asentamiento de varias religiones tanto cristianas como musulmanas, tercera ciudad en importancia del Irak del presente y sitio en donde el autodenominado Estado Islámico está destruyendo obras originales y copias del pasado común de la humanidad.
Lo que hoy sucede en Mosul hace pensar que Abel resucitó y busca vengarse de Caín, todo en pos de un futuro incierto.