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¿Para qué sirve un festival de cine? Para esto
Workers, La jaula de oro y los estrenos hollywoodenses rumbo al Oscar, lo mejor del Festival Internacional de Cine de Morelia.

No hay que equivocarse, ningún festival de cine es impoluto ni carece de intereses (comerciales, políticos, económicos) en su corazón. Un festival de cine no es distinto a una feria agropecuaria: lo que se trata es de colocar productos, de cultivar las relaciones que hagan de esos productos un éxito.
Para eso sirven los festivales. El público se la pasa muy bien (bueno, más o menos: ojalá el año que viene dejen de sobrevender funciones. Es horrible, por no decir peligroso, ver la película desde las escaleras), pero lo que importa es el negocio.
De nuevo, no hay que equivocarse: se producen más cintas si hay al menos la posibilidad de ganar dinero con ella. Y este año, me parece a mí, Morelia deja ver que la industria mexicana de cine vive un repunte: cintas de buena calidad, cercanas al público.
Cinépolis, organizador y principal patrocinador del Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM), es el dueño de la fiesta de cine más importante del país (so sorry, Guadalajara).
Este año venir a Morelia valió la pena por varias razones. La primera se llama La jaula de oro, de Diego Quemada-Díez, la película mexicana más galardonada; en Morelia se llevó el premio del público y el de Mejor Primera o Segunda película. Quemada-Díez logró una fábula de migración que es casi picaresca y casi tragedia: bordea ambos con elegancia.
La segunda razón: Workers, de José Luis Valle, extraordinaria comedia sobre la vida laboral, premio a Mejor Largometraje de la competencia. El galardón la hace candidata a representar a México en la categoría de Mejor Cinta Extranjera en los Oscar.
Ambas cintas ya tienen garantizada su distribución comercial y, gracias a estos premios, llegarán a festivales internacionales, los que les granjearán mayor público. En Cinépolis Klic (www.cinepolisklic.com) se pueden ver todas las cintas ganadoras, tanto de ficción como documental.
PESCANDO ESTATUILLAS
Oscar bait. La carnada para el Oscar: las hay cada año, esa películas que, con ojos brillantes, miran no sólo al público, sobre todo a la academia hollywoodense diciendo: Escógeme, escógeme , con la desesperación de una solterona en baile de fin de año.
Aunque el término es despectivo, eso no quiere decir que no haya carnadas apetecibles.
El FICM estuvo lleno de Oscar baits en su selección de estrenos internacionales. Las funciones se agotaban porque, aunque el festival se ha distinguido casi desde su inicio por traer cintas comercialmente atractivas, este año la selección internacional se lució.
La excelente Inside Llewyn Davis de los hermanos Coen; All is lost de JC Chandor, estremecedor regreso a la pantalla de Robert Redford; Captain Philips, de Paul Greengras, con un Tom Hanks en busca de su tercer Oscar y Blue Jasmine, la reimaginación de Un tranvía llamado deseo, a manos de Woody Allen, están entre lo mejor de la temporada estadounidense en busca del Oscar.
Entre ellas, las mejores son, previsiblemente, la de Allen y la de los Coen, Ambas podrán verse en la ciudad de México del 1 al 7 de noviembre, como parte de la selección de los mejor del FICM.
Pero hay que seguir la obra de Chandor y Redford.
Quizá el Oscar ignore esta fábula de adversidad y la abdicación, pero usted no lo haga. All is lost es tan impresionante que merece ser el cierre de la carrera de Redford.
concepcion.moreno@eleconomista.mx