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Arte e Ideas

Lectura 3:00 min

Olallo Rubio desilusiona

El documental apenas y cumple con el objetivo de contar la historia del Tri.

A Olallo Rubio se le ama o se le odia. Proyectos como su documental ¿Y tú cuánto cuestas? o This Is Not a Movie son ejemplos de las emociones encontradas que puede despertar en el público y en la crítica.

Pero el metalero de espíritu freak tiene muchos puntos a su favor. Tal vez las cosas no le salgan tan bien en sus películas, sea muy soberbio y siempre sostenga su discurso sobre el poder, la manipulación de los medios de comunicación y el consumismo. Pero hay que reconocer que Olallo se atreve a contar historias con sus propios recursos económicos y bajo su particular visión del mundo.

Ilusión nacional, su nueva película, se estrena hoy en más de 1,000 pantallas y con el apoyo de Videocine. Nada mal ¿no? Además, Olallo escogió un tema de moda, el futbol -añadida la coyuntura del Mundial de Brasil-, que le permitió el acceso a cientos de imágenes históricas y puso su inconfundible voz… Entonces, ¿qué pudo salir mal?

Casi todo. La película intenta ser un ensayo sobre el futbol pero no es mejor que uno de esos programas de Televisa llamados Hazaña futbol.

Sí, claro, Ilusión nacional vale la pena por ser un documental histórico con imágenes de mundiales y de la selección nacional, que estoy seguro pocos han visto y datos como que el primer autogol en la historia de los mundiales lo anotó... sí, adivinó, un mexicano: Manuel Chaquetas Rosas.

Olallo hace un repaso por los innumerables fracasos, los cachirules que dejaron fuera a México y la cercanía de políticos a la selección, cuyos discursos son una y otra vez los mismos. Alcanza buenos momentos con imágenes de partidos o momentos políticos en el mundo, pero se va perdiendo en la cancha y queda la sensación de que el cineasta debió ir más allá y no sólo hacer un homenaje al futbol (a la derrota y la victoria). La falta de sustancia se hace largo y cansado.

De pronto, los malvados favoritos de Olallo Rubio salen en la película: Salinas de Gortari y Miguel de la Madrid, quienes reciben sonoros chiflidos; pero curiosamente deja de lado a Televisa o TV Azteca; apenas y los critica.

Y hace caso omiso del poder y dinero detrás del futbol mexicano para centrarse en figuras como Hugo Sánchez o Chicharito y deja que José Ramón Fernández, Carlos Albert y Roberto Gómez Junco hagan los comentarios más ácidos y traten de explicar el constante fracaso de la selección nacional, algo que hemos visto por años.

Olallo Rubio, digamos, juega un partido de pizarrón, no se arriesga, no juega bonito en la cancha cinematográfica. Por eso, apenas le sale un tirititito de película que termina con la voz de Eduardo Galeano y una reflexión sobre el futbol. Esa sí, emotiva.

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