Buscar
Arte e Ideas

Lectura 2:00 min

Nailea Norvind, una actriz al rescate de la memoria de su madre

Ansía rodar una película sobre ella, tras haber vivido directamente el peculiar ambiente en el que su madre trabajaba, en un Nueva York caótico de principios de los años 1980.

main image

Nailea Norvind, actriz. Foto EE: Cortesía Berlinale

La actriz mexicana Nailea Norvind desembarcó esta semana como una de las protagonistas de "Manto de Gemas" en el Festival Internacional de Cine de Berlín, La Berlinale, un certamen que ya conoció de la mano de su madre, Eva Norvind, una personalidad del mundo sadomasoquista en Nueva York.

La inusual vida de Eva Norvind, actriz, fotógrafa, sexoterapeuta y feminista, es el nuevo proyecto de Nailea, actriz de 52 años recién cumplidos que empezó muy joven en el teatro y el mundo de las telenovelas mexicanas.

"La Berlinale fue el primer festival al que yo asistí, en 1998, con mi madre", recuerda.

Eva Norvind había sido objeto ese año de un documental alemán, filmado por Monika Treut.

Y ahora su hija ansía rodar una película sobre ella, tras haber vivido directamente el peculiar ambiente en el que su madre trabajaba, en un Nueva York caótico de principios de los años 1980.

"Eva Norvind era una de las sexoterapeutas más destacadas en la escena dominatrix en Nueva York", explicó Nailea en entrevista.

Vestirse de cuero 

Hija de un príncipe ruso exiliado y de una escultora, Eva Norvind llegó a México en los años 1960. Actuó en películas, se granjeó la hostilidad del gobierno por sus posiciones feministas y terminó marchándose a Nueva York para estudiar cine.

Antes, en 1970, había dado a luz a Nailea, de la que se separó al irse a Nueva York en 1978, pero que recuperó apenas unos años después.

Eva Norvind había tenido a su hija Nailea fuera del matrimonio. Su pasión era el cine, pero también tenía que ganarse la vida. Rubia, con un tipo que recordaba a Marilyn Monroe o a Jane Mansfield, fundó su propia empresa, una especie de "consultoría sexual" que incluía el sadomasoquismo.

Entre los 9 y los 12 años, Nailea vio a su madre vestirse de cuero para ir al trabajo, para sesiones de dominación con sus clientes.

"Tenía sus "dungeons" (mazmorras) y cosas así" recuerda ahora con una sonrisa.

"Tuve una infancia muy complicada, pero... aprendí a aceptar las cosas de manera natural" asegura.

"Si algo me dio mi madre fue la inclusividad en la vida", añadió. "Ni siquiera le llamaría tolerancia, porque no se trata de tolerar, sino de incluir".

kg

Temas relacionados

Únete infórmate descubre

Suscríbete a nuestros
Newsletters

Ve a nuestros Newslettersregístrate aquí
tracking reference image

Últimas noticias

Noticias Recomendadas

Suscríbete