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Las obsesiones de Orozco a través de sus bocetos, en Bellas Artes
Aunque fueron meras herramientas para los artistas, se valoran como obras de arte en sí mismos, tan delicados, que algunos no pueden trasladarse. En el caso de Orozco, permiten conocer a un artista obcecado por las posibilidades estéticas del cuerpo humano.

Al término de su intervención en la cúpula y el estrado del Paraninfo de la Universidad de Guadalajara, en 1939, con los murales “El hombre creador y rebelde” y “El pueblo y sus falsos líderes”, respectivamente, se le preguntó a José Clemente Orozco qué restaba por hacer después de ejecutar ese portento de obra.
Con toda claridad y la ambición aún intacta, a 17 años de haberse iniciado el movimiento muralista en México, con una proyección consolidada en el extranjero y gran parte de las obras maestras ya ejecutadas, Orozco respondió que restaba apoderarse de todos los muros.
Esta declaración da razón de ser al título de la muestra Apoderarse de todos los muros. Anteproyectos de José Clemente Orozco, que este jueves abre al público en cuatro salas del Museo del Palacio de Bellas Artes y marca el fin de las conmemoraciones por el centenario del Muralismo, así como el arranque de las celebraciones por el 140° aniversario del natalicio del artista que nació en Ciudad Guzmán, Jalisco, el 23 de noviembre de 1883.
Esta exposición reúne más de 180 bocetos preparativos de 13 murales ejecutados por Orozco a lo largo de un cuarto de siglo en México y Estados Unidos, desde 1923, con su fundamental intervención sobre las paredes de la Escuela Nacional Preparatoria, hoy San Ildefonso, hasta 1947, con la creación del mural “Alegoría Nacional” en la Benemérita Escuela Nacional de Maestros, cuyos bocetos representan el preámbulo del 90% de su producción muralística y fueron elaborados con técnicas diversas entre el dibujo a lápiz, a carboncillo, el guache o el temple.
El curador en jefe del Museo Cabañas, Víctor Palacios Armendáriz, quien encabezó el recorrido previo a la inauguración de la muestra, explicó que estos bocetos componen una de las colecciones más importantes del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), pero entregada en comodato al Museo Cabañas desde su fundación en 1983. Se trata de la primera vez en 40 años que todas esas piezas están reunidas para disfrute del público y es su segunda sede después de presentarse el año pasado en el recinto que las resguarda.
Una herramienta revalorada
“Los bocetos son una especie de hibridación, entre la herramienta, el documento histórico y la obra de arte”, declaró Palacios Armendáriz. “Para los muralistas, los bocetos tenían, más que otra cosa, un carácter utilitario. Pero es importante contemplarlos como un proceso creativo bastante complejo. Muchos de ellos tienen manchas, anotaciones, algún elemento que no hace lógica con el resto del boceto, porque los artistas, en particular Orozco, veían el ejercicio como una suerte de apunte gráfico. Afortunadamente, conforme ha ido avanzando la historia del arte y la valoración estética prácticamente de todo lo que dejan los grandes artistas, los valoramos y consideramos como obras de arte”.
Y la exposición en Bellas Artes permite precisamente eso, valorar la calidad del boceto como la parte preliminar del mural, como un documento histórico, con tanta relevancia como delicadeza, y un testimonio del proceso gestante en el que el artista ensaya, descarta y juega con la composición.
Además, la importancia de que esta exposición sea planteada de manera cronológica, coincide el curador, es que nos desvela “un proceso de madurez claro en su trayectoria y, sobre todo, una seguridad sobre lo que quería plasmar. Por ejemplo, ya para el Hospicio Cabañas, es claro que no requiere hacer tantos bocetos ni tantos apuntes tan detallados, por la experiencia que ya tenía a los 55 años”.
Los bocetos de Orozco nos muestran a un artista siempre ávido de aprendizaje, que se deja influir por otros, que incorpora la geometría y, sobre todo, que ensaya sin descanso sobre las posibilidades representativas del cuerpo humano. En especial destacan los bocetos sobre manos y pies, sus torsiones, la postura de los músculos y los huesos, la flexibilidad y el ángulo en que deberán plasmarse sobre el muro.
Un ejemplo del resultado de estos ensayos anatómicos es el Miguel Hidalgo que el artista plasmó en la bóveda de la escalera del Palacio de Gobierno de Jalisco, porque el llamado “padre de la patria” parece venirse encima del espectador blandiendo una espada llameante con la mano derecha.
De gran delicadeza
Los bocetos son materiales tan delicados que, lamentó Palacios Armendáriz, para 35 de los 221 que se exhibieron en el Museo Cabañas, fue imposible su traslado por motivos de conservación.
El curador indicó que después de su estancia en Bellas Artes, la colección “descansará” al menos por seis meses.
Arte (no tan) nacionalista
El Muralismo mexicano fue posible en gran parte por el respaldo de José Vasconcelos, primer secretario de Educación Pública de 1921 a 1924 y, aunque de inicio se le pensó como una herramienta didáctica efectiva para homologar el nacionalismo mexicano, Orozco, coincide el curador en jefe del Cabañas, “casi siempre pudo darle la vuelta, librar ese carácter tan acartonado que pudo tener el mensaje directamente político”.
Recomendaciones del programa académico
- Charla: “En busca de un muro: José Clemente Orozco en Nueva York, 1928-1934”
- Presenta: Dafne Cruz Porchini
- Modera: Xavier de la Riva
- Jueves 8 de junio, 17 h
- Área de murales
- Charla: “Murales en movimiento. José Clemente Orozco escenógrafo y las hermanas Campobello”
- Presenta: Laura González Matute
- Modera: Joshua Sánchez
- Jueves 22 de junio, 18 h
- Sala Adamo Boari, Palacio de Bellas Artes
“Apoderarse de todos los muros”
- Museo del Palacio de Bellas Artes
- Salas 1, 2, 3 y 4
- Del 4 de mayo al 27 de agosto
- Con más de180 bocetos de José Clemente Orozco