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Arte e Ideas

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Esto no es otra tonta película de adolescentes

La cinta Spring Breakers, hace equilibrismo sobre la línea que divide al videoarte del cine con un resultado afortunado.

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Cuatro chavas están hartas de ver siempre las mismas cosas, las mismas caras. Cuatro chavas se quieren ir de vacaciones y no tienen dinero.

Cuatro chavas en la mera edad de las ilusiones… Hubo un tiempo en que la edad de las ilusiones significaba novio, champagne, la luna llena y el Hotel Plaza en Nueva York. En algún momento de los últimos 40 años cambió de manera tan radical que esos tiempos no volverán nunca.

Las niñas solo quieren divertirse: pasar el spring break topless en la playa y fumar crack con desconocidos a los que conocieron en un baño público, sexo oral de por medio. De los sueños de esta generación trata Spring Breakers, la nueva y extraña pieza en la muy sui géneris filmografía de Harmony Korine.

Todo se trata de llegar a Miami. Ésa es la ilusión que mueve a las cuatro protagonistas. Como el dinero de sus trabajos vespertinos no les alcanza para el camión, lo más fácil es ponerse unas máscaras, agarrar un martillo y una pistola de agua y asaltar un restaurante.

Lo que sigue es un descenso paulatino en un tipo de maldad muy estadounidense y muy de clase media: bailar desnudas, tomar tequila con embudo, drogas, sexo loco y finalmente los separos de la jefatura de policía local. La fianza la paga Alien (James Franco), un rapero y vendedor de drogas que está viviendo el sueño , según les explica: Tengo todo tipo de shorts, camisetas de diseñador, todos los perfumes que quiero, ¡y miren mi cama! Esto no es una cama, es una obra de arte. Es mi propia nave espacial .

Alien está metido en una guerra territorial en la que lleva todas las de perder… Hasta que se consigue a sus nuevas guardaespaldas disfrazadas de spring breakers.

Bajo las órdenes de un cineasta más convencional, más interesado en complacer al público, esto podría haber sido una película de crimen muy divertida. Pero no hay que equivocarse: Spring Breakers es sobre todo una película de Harmony Korine.

Korine, que se volvió famoso cuando apenas rebasaba los 20 años gracias al guión de la multipremiada Kids (1995), ha hecho su carrera con películas que parecen más hechas para una galería de arte contemporáneo que para una sala de cine a la que la gente va con palomitas y ganas de entretenerse.

Spring Breakers parece un cambio de carril: en vez de los usuales personajes marginales, ahora se trata de universitarias clasemedieras y en vez de usar a actores ultradesconocidos reclutó a puras estrellas juveniles: Selena Gómez, Vanessa Hudgens (High School Musical) y Ashley Benson (de la serie Pretty Little Liars), acompañadas de Rachel Korine, esposa y musa del director, y James Franco, que lo mismo puede ser un galán de matiné que un actor maduro.

El cambio es de fachada: a Korine le siguen gustando los regodeos visuales y jugar a la no-narración. El 70% de la película es un montaje sin fin de cuerpos desnudos bailando música electrónica.

La cinta se la llevan Benson y Hudgens, un par de psicópatas en bikini. La escena en la que se apoderan del alma de Alien gracias a un par de pistolas automáticas y una fantasía sexual es de antología. Y cuando Alien canta al piano una de Britney Spears, Korine está advirtiéndonos sobre los monstruos debajo de esa cama que es la cultura juvenil estadounidense.

¿Vale la pena tenerle paciencia a Spring Breakers? Sin duda. Pero la mayor parte del público saldrá de la sala con ganas de no volver a oír dubstep el resto de sus días.

concepcion.moreno@eleconomista.mx

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