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Ernesto Ríos: artista laberíntico
En conversación vía electrónica, el artista visual expone sus intereses e influencias, que dan paso a creaciones laberínticas donde la razón y las emociones se encuentran.

Ernesto Ríos Lanz (Cuernavaca, Morelos, 1975) es un artista visual cuya obra desmiente la creencia, ya caduca pero persistente en el imaginario, de que el arte es el reino de las emociones y el de la razón es la ciencia y que la frontera entre ambos es infranqueable.
La obra de Ríos se alimenta lo mismo de las matemáticas que de la arquitectura, la poesía de sor Juana Inés de la Cruz, los ensayos de Umberto Eco y videojuegos clásicos como Pac-man y Zelda.
Cual Dédalo, en sus obras crea laberintos. Jamás busque laberintos, llegaron a mi vida. Más que un depredador de laberintos me convertí en su presa, después en su aprendiz . Y tras varios años de estudio e investigación se ha convertido en creador de laberintos.
Esta es una conversación electrónica con Ernesto Ríos, quien vive en Melbourne, Australia, donde estudia un doctorado en bellas artes en el Royal Melbourne Institute of Technology (RMIT) el cual su carrera se ha desarrollado con amplia libertad en un ambiente de alto rigor académico y artístico .
Estudiaste una maestría telecomunicaciones interactivas, pero como artista decidiste deliberadamente usar las manos, ser pintor. Cuéntame ese proceso.
Durante mis estudios de maestría en la Universidad de Nueva York (NYU), experimenté con múltiples programas, animación, realidad virtual, 3D, sonido, programación, arte interactivo. Después de estar prácticamente enfocado a lo digital me vi en la necesidad de tener un equilibrio entre el uso de los medios electrónicos y los materiales tradicionales como la pintura y el dibujo.
Cuando comencé mis estudios de doctorado en Australia retomé con mucha energía los pinceles. Quería trabajar y producir obras que no fueran dependientes de las computadoras y la electricidad.
No he dejado de usar computadoras desde que tuve acceso a una, ni tampoco rechazo de ninguna manera la tecnología actual. Al contrario; me interesa mucho, pero no empleo tecnología por moda o porque me interese como un fin en sí mismo.
Tus obras son muy sencillas pero evocan cosas muy complejas: laberintos, circuitos integrados, galaxias, organismos, mapas de ciudades antiguas y de civilizaciones extintas. ¿De dónde nacen tus creaciones?
Desde niño me fascinaban las estructuras laberínticas y la navegación virtual de los videojuegos: Pac-man, Hunter, Zelda. Yo soy de la generación del Attari y seguro eso dejo huella en mí, no me causa ningún problema decirlo.
Desde hace más de 10 años estoy muy interesado en las estructuras laberínticas que se encuentran no solo en la naturaleza a nivel microscópico o en los diseños coralinos, también en los diagramas de la acupuntura china, o en las ciudades medievales como Toledo.
Los circuitos electrónicos por ejemplo, los comencé a dibujar y a pintar desde que ingresé a mi maestría en NYU. Los circuitos son construcciones laberínticas contemporáneas.
Laberintos, circuitos y ciudades que son pixeles.
Umberto Eco también es una fuente de inspiración para Ríos: Eco distingue tres tipos de laberintos: el univiario que tiene solo una entrada y que funciona al mismo tiempo como salida; los de tipo manierista con múltiples ramificaciones y con callejones sin salida o muertos y finalmente lo de tipo rizoma o de red infinita. Algo así como lo que vendría a ser la estructura de conectividad que tenemos hoy día con Facebook, las redes sociales e Internet .
Y con las ideas de Eco, ciudades y edificios laberinticos como la catedral de Chartres o la de Reims ( laberintos univiarios , aclara el artista); los diseños del Palacio de Cnosos, los jardines de Versalles, recorrerlos visualmente antes de ponerse a pintar: Todo eso es su proceso.
Me imagino dentro de la reconstrucción del laberinto egipcio de Athanasius Kircherv, las Prisiones Imaginarias de Piranesi, las escalinatas de Escher o los espacios producidos por Johannes Stabius .
A veces pienso que algunos de mis diseños son ciudades futuristas como las se pueden ver en la película Tron, o en la obra de Frank Herbert, pero devastadas por una guerra, o un virus digital. Por eso en mis cuadros puedes ver lo que podría ser fragmentos de muros desmoronados y esparcidos. También podrían ser pixeles que flotan en un espacio digital atemporal y sin gravedad .
Hablando de laberintos y matemáticas, ¿te gusta Borges? ¿Te gusta la literatura? ¿Lewis Carroll?
Borges y Carroll son fascinantes, pues crearon espacios y estructuras narrativas laberínticas muy intrincadas, pero al mismo tiempo con un ritmo y una belleza aparentemente muy simple. Sus obras seguirán iluminando a las futuras generaciones lo mismo que pasa con la música de Bach; que por cierto también tiene una composición musical inspirada en el laberinto que se llama Kleines harmonischer Labyrinth.
Sor Juana Inés de la Cruz que también escribió poemas laberinticos, me parece extraordinaria. Y por mencionar algunos otros artistas, creadores y pensadores que no son necesariamente visuales, pero si importantes para mi investigación: Paolo Santarcangeli, Jaques Attali, Adrian Fisher, Helmut Jaskolski, y desde luego Hermann Kern quien escribió uno de los mejores libros sobre laberintos que existen y que es como la Biblia de los que están interesados en este tema.
¿De dónde nace tu obsesión con los laberintos? ¿hay algo de tu historia personal en el asunto?
Desde que era muy niño dibujaba laberintos. Mis dibujos laberínticos poblaban las hojas de mis cuadernos y muchos tenían la misma estructura: una sola entrada, múltiples trampas y una sola salida.
Crear laberintos y dibujar eran desde mi infancia dos de mis pasatiempos favoritos. Era creación y juego sin mayores pretensiones.
Años después compré en una tienda de libros usados un libro que marco mi vida como artista. Su temática giraba en torno al laberinto y a múltiples formas laberínticas que sus autores agruparon de manera inusual. Interrelacionaban imágenes de laberintos medievales de grandes catedrales con diseños celtas y de aborígenes australianos, al lado de imágenes con cortes transversales del cerebro. Aparecían diseños de laberintos del renacimiento al lado de diagramas de acupuntura china y se contrastaban fotografías aéreas de ciudades como Toledo al lado de laberintos labrados en piedra con más de 3 mil años de antigüedad.
Este libro, publicado por la Internacional Situacionista, me hizo consciente de que el laberinto ha sido considerado por muchos pensadores e historiadores como uno de los temas universales y arquetipos más antiguos de la humanidad, con una extraordinaria potencia simbólica .
Cuéntame más de la influencia del arquitetco Bernard Tschumi en tu obra.
Tschumi habla sobre la estrecha relación que existe entre la pirámide y el laberinto. Tschumi consideraba que la pirámide representa la mente racional y el laberinto simboliza el cuerpo irracional. Son símbolos que desde hace miles de años están estrechamente relacionados.
En realidad leí a Tschumi tiempo después de que muchas de las pinturas a estaban hechas y me llamó mucho su propia visión de estos símbolos y arquetipos universales.
En algunas de mis pinturas las imágenes fueron surgiendo de manera natural.
Brotó una especie de fusión laberíntica-piramidal. Comencé en algunas pinturas a trabajar a partir de un laberinto de origen medieval y poco a poco se fueron transformando en pirámides-laberínticas .
¿Qué otros arquitectos te interesan?
Algunos arquitectos que me interesan son por mencionar algunos: Daniel Libeskind, Peter Cook, Zaha Hadid, Peter Eisenman, Ren Koolhaas, Antoni Gaudí, Luis Barragán y Toy Ito y desde luego un lugar que también ha dejado huella en mi memoria es Páquime en Chihuaha.
¿Y en el arte contemporáneo, a quiénes consideras tus pares, con quiénes compartes códigos o guiños?
Me llama la atención el trabajo de Guy de Cointet, Vera Molnár, Rober Morris, Adrian Fisher y Julije Knifer.
¿Eres un científico que se volvió artista, un artista que además es científico? ¿Ambas? ¿Ninguna? ¿No ves frontera entre ellas?
Me considero un artista que se nutre de las matemáticas, la geometría de la lingüística, la poesía, la arquitectura, la música y los viajes. Me interesa mucho como trabajan los biólogos, los físicos, los químicos. Me fascina ir a sus laboratorios y verlos trabajar con sus herramientas. Me ha tocado muchas veces estar en centros de investigación en varias partes de la República Mexicana.
Definitivamente creo que arte y ciencia han estado y deben de seguir ligados por siempre. Aún cuando el arte se surge y brota de manera distinta, creo que los artistas tenemos mucho en común con los científicos.
Hace algunos años en Morelos organizamos con varios científicos de la UAEM y algunos artistas reuniones para comer y compartir información e imágenes y recuerdo que fue una experiencia muy enriquecedora.
Actualmente formo parte de grupo en línea que se llama Scientist Artist Collaborations en el que se comparten libros, información y se dan discusiones en torno a esta fusión y permanente relación entre el arte y la ciencia .
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