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Política

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El PRI es la mayor debilidad de Meade: Rubén Aguilar

Tendrá que separarse lo antes posible de quienes hoy lo arropan  para mantener su imagen intacta, ya que el gran tema para los comicios del 2018 será la lucha contra la corrupción y la impunidad, plantea. La marca PRI, su mayor debilidad.

Para el experto en comunicación política Rubén Aguilar, el registro de José Antonio Meade Kuribreña como contendiente a la Presidencia de la República en el 2018 por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) significaría un choque entre la marca del tricolor, asociada con la corrupción, y la del exsecretario de Hacienda, que hasta ahora se mantiene casi impoluta; esto se podría convertir en su mayor debilidad en su carrera hacia Los Pinos, indica.

En principio, afirma Aguilar, es de destacar la muestra de unidad a rajatabla que se mantiene al interior del tricolor con respecto a las decisiones presidenciales, que hoy en día han colocado al cuatro veces secretario de Estado como el delfín presidencial.

“Cada partido tiene sus formas de elegir a sus candidatos y su propia cultura y que en este caso hace valer el método de la cultura del PRI, que es que cuando el presidente de la República  en turno es del PRI, él elige al candidato y en esta ocasión vimos cómo el presidente elige al candidato”, destaca el analista.       

Agrega que la decisión del presidente sería una fuerte “contradicción” entre la percepción que tiene la ciudadanía del ahora precandidato tricolor, que se mantiene “como un hombre probo y honrado”, atributos por los cuales pudo haber sido escogido, y la percepción ciudadana que se tiene del PRI.

“El candidato Meade (se enfrenta) a ser el candidato de una marca muy desgastada a la cual se le acusa precisamente (…) por el conjunto de la sociedad mexicana, que rechaza esa marca, a ese partido (PRI) de ser un partido corrupto y de ser un partido frívolo”, detalla.  De suceder esto, comenta el analista político, Meade tendría que separarse lo antes posible de quienes hoy lo arropan y lo reconocen como un militante más para mantener su imagen intacta, ya que el gran tema para los comicios del 2018 —considera Aguilar— será la lucha contra la corrupción y la impunidad.

“El candidato Meade tendría que muy rápido deslindarse de este gobierno, el gobierno con más mala imagen en la historia moderna de México, el gobierno con mayor percepción de corrupción y frivolidad; porque si no, esa ventaja (la buena imagen de Meade) al PRI no les significará nada, se va a diluir muy rápido”, opina.

Otro factor que puede convertirse en una debilidad para la candidatura del exsecretario de Hacienda, Energía, Relaciones Exteriores y Desarrollo Social, es la aprobación ciudadana que registra la administración de Enrique Peña Nieto, que ronda, en la actualidad, entre 26 y 30 % de aceptación, precisa Aguilar.

“Cuando al presidente de un país, en el caso de México, le va bien y termina con una gestión bien valorada, al candidato de su partido lo deja tablas, no le da votos, pero no le quita nada tampoco, se queda tablas, pero si el presidente en turno tiene una mala valoración como es el caso del presidente Peña Nieto, que hoy anda en torno a 26-30 % de aceptación, sí le va hacer, pienso yo, daño a su candidato, así ha sido siempre, así ocurre en los demás países, México no es la excepción”, afirma.

Este tipo de arrastre entre la aprobación de un presidente  de la República y la percepción ciudadana del candidato del mismo partido que el mandatario en turno, ejemplificó el analista político, se pudo ver en el 2012 con la candidatura de Josefina Vázquez Mota y la Presidencia de Felipe Calderón Hinojosa. 

“Ya vimos que cuando Josefina Vázquez Mota no se deslinda de Calderón en términos de su estrategia para combatir al crimen organizado que probó capacidad brutal de muertes, hoy superada por el gobierno del presidente Peña, le fue muy mal, porque la gente no quería más muertos, entonces fue parte de la debacle de Josefina Vázquez Mota, (la falta de) capacidad de deslindarse del gobierno anterior”, enfatiza.

Por último, un factor más a considerar será la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, que, en caso que se venga abajo antes de la elección del 1 de julio próximo, jugaría un papel importante, ya que la ciudadanía observaría quién podría ser el mejor negociador ante las nuevas condiciones comerciales para el país.

hector.molina@eleconomista.mx

erp

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