Si yo fuera mujer...

Si yo fuera mujer...

1. Sería un atributo por entero irrelevante para fijar mis metas de vida y alcanzarlas, y como yo, exigiría a los demás que se ahorraran la etiqueta al referirse a mi vida profesional.
2. No permitiría que un hombre me tratara con una amabilidad ofensiva. Sospecharía que detrás de la caballerosidad se esconde una actitud condescendiente que parte del supuesto erróneo de que merezco mayores cuidados por ser mujer.
3. Por supuesto, tampoco le permitiría a ningún patán abusar verbal, emocional o físicamente de mi. Al primer síntoma de violencia me daría la media vuelta y levantaría cargos en su contra que cargue su cruz.
4. En mi casa las labores domésticas se distribuirían equitativamente, eso me permitiría tener la misma oportunidad que mi esposo (o esposa) de desarrollarme profesionalmente. El hogar y los hijos serían tesoro (y ocupación) de ambos.
5. Siguiendo el anterior, al embarazarme tanto yo como mi esposo (o esposa) tendríamos que tomarnos un tiempo fuera del trabajo. Como lo indica el estudio publicado en El Economista hoy: la inequidad laboral empieza en el hogar.
6. En caso de embarazarme y no desear ser madre en ese momento, ejercería mi derecho a decidir sobre la cantidad y espaciamiento de mis hijos; y al acudir a un centro de salud para interrumpir mi embarazo esperaría una atención digna. Del mismo modo, si mi decisión es tener ese hijo, ello no implicaría un juicio o rechazo a aquellas mujeres que decidieran interrumpir su embarazo.
7. No impondría roles rígidos a mis hijos, del sexo que sean, tendrían acceso a exactamente los mismos derechos, libertades y obligaciones en el hogar.
8. Jamás modificaría mi comportamiento para cumplir con lo que algunos hombres ‘machos’ esperan de una mujer. Preferiría confrontarlos y exponerlos a una conducta diferente, que acomodarme a sus expectativas.
9. Seguramente no celebraría el Día Internacional de la Mujer; ni votaría por una mujer (sólo por ser mujer); y entendería que a las mujeres nos da más utilidad competir en condiciones iguales que ser ‘protegidas’.
10. No me ruborizaría por vivir y admitir mi sexualidad. Estaría convencida de que una mujer que disfruta de ella plenamente es una mujer de valor.

Y sí, si fuera mujer seguramente me molestaría esta entrada de este blog

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