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Opinión

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Mercosur, agoniza; AL desaparece como región integrada

El riesgo de crear mecanismos de integración ideológica es su caducidad.

Los mecanismos de integración construidos sin contenidos ideológicos, o en su defecto, supeditados al comercio, no tienen fecha de caducidad.

Como si se trataran de modelos de autos producidos desde la década de los 60, varios mecanismos permanecen en lo que parece ser un deshuesadero ideológico: Alalc, Aladi, SELA, ALBA, SICA, Unasur, y en la antesala, Celac y Mercosur.

La Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur) nació en 2008 con un ADN ideológico dominante: romper el monopolio de la supervisión electoral de la OEA. El entonces ministro de Exteriores venezolano, Nicolás Maduro, fue uno de los impulsores del Comité Electoral de Unasur.

Trece años después la Unasur camina como zombi. Vive, pero en realidad está muerta.

Creado en1986 en la ciudad de Río de Janeiro, el Grupo de Río se definía como un “mecanismo permanente de consulta y concertación política”, y fue el heredero del Grupo de Contadora, conformado por Colombia, Venezuela, México y Panamá, instancia que había sido crucial para la pacificación de Centroamérica, particularmente el cese de los conflictos armados en El Salvador, Nicaragua y Guatemala.

Con la iniciativa de Lula, en 2008, nació la Comunidad de Estados Americanos y del Caribe (Celac); 13 años después, en la Celac ya no se habla de política. 

En efecto, el chavismo heredó un deshuesadero ideológico de mecanismos. Pensemos en la Alianza Bolivariana Para los Pueblos de Nuestra América (Alba). En su nombre lleva la penitencia. Del mecanismo solo quedan dictaduras.

Lo visto ayer durante en la cumbre de jefes de Estado de Mercosur pocas veces se había observado en 30 años de vida. El diario El Cronista reporta “un campo de batalla discursivo, con reclamos y acusaciones cruzadas” entre los jefes de Estado de los cuatro miembros fundadores, Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay.

Luis Lacalle Pou entiende que la batalla ideológica entre la Argentina de Alberto Fernández y el Brasil de Jair Bolsonaro frena el recorrido de Mercosur. El miércoles reveló el uruguayo que su intención es negociar acuerdos comerciales sin la tutela de Mercosur, decisión que confrontaría las normas internas del mecanismo.

Mercosur se encuentra muy lejos de sus objetivos fundacionales, formar un mercado común con talla similar a la Unión Europea: con instituciones. Una de las fisuras que proyecta la debilidad de Mercosur es su Parlamento llamado Parlasur.

Creado en 2006 y establecido en Montevideo, Parlasur compartía objetivos comunes con el Parlamento Europeo: deliberar, proponer y aprobar leyes para ser asimiladas entre los países miembros. En 2019, tras la fatiga ideológica del chavismo, los gobiernos lesionaron el espíritu fundacional de Parlasur al suspender la elección directa de sus parlamentarios.

Notable referente es la Unión Europea, el modelo político/comercial más exitoso del siglo pasado. Veintisiete países no han renunciado a Europa, la excepción es Reino Unido. Han pasado políticos variopintos en cuestiones ideológicas en cada uno de los países, pero las bases fundacionales de la UE son tan sólidas que lo mismo han soportado los retos iliberales de Jörg Haider o los de Viktor Orbán.

Frente al deshuesadero ideológico, México, Colombia, Chile y Perú desarrollaron la Alianza del Pacífico en 2011. Su objetivo no político era la integración comercial y libre circulación. Han pasado 10 años desde su creación y el mapa político de los cuatro países no ayuda a catalizar la integración.

América Latina mantiene un grado de desunión preocupante. Tenemos dictaduras (Cuba, Nicaragua y Venezuela); millennials con rasgos de pequeños dictadores (Bukele); vinculados al narco (Juan Orlando Hernández); zombis (Piñera y Duque, o Almagro en la OEA); nostálgicos de la dictadura (Bolsonaro) o nostálgicos de la época cardenista (AMLO).

@faustopretelin

Fue profesor investigador en el departamento de Estudios Internacionales del ITAM, publicó el libro Referéndum Twitter y fue editor y colaborador en diversos periódicos como 24 Horas, El Universal, Milenio. Ha publicado en revistas como Foreign Affairs, Le Monde Diplomatique, Life&Style, Chilango y Revuelta. Actualmente es editor y columnista en El Economista.

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