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Opinión

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¿Cómo manejar el estrés que te causan tus deudas?

Casi todos los días recibo solicitudes de ayuda de personas que están sumamente endeudadas. Lo triste es que me contactan cuando ya no pueden pagar, cuando la situación está rebasada y se encuentran sin opciones. Cuando no hay forma de ayudarles.

Siento simpatía por esas personas y me gustaría poder hacer algo por ellas. Sé que están muy estresadas. También me encantaría buscar maneras de que aprendan de esta terrible experiencia para que salgan fortalecidos de ella.

Aunque yo nunca he estado endeudado, sí viví ese estrés de primera mano. Mi padre nunca estuvo libre de deudas. Tampoco cayó nunca en una situación crítica: conseguía dinero, pagaba parte de ellas, volvía a endeudarse, hacía pagos y así sucesivamente, durante toda su vida. Siempre que llegaba el estado de cuenta a la casa, se enojaba y veíamos su desesperación. Estaba muy estresado. Por eso a mí no me gustan y las evito como la plaga. Aprendí de esa experiencia.

Ya he escrito aquí cómo hacer un plan para salir de deudas, pero requiere dos cosas: que uno todavía sea capaz de pagar los mínimos (de lo contrario, como dije arriba, no hay manera) y mucha paciencia. No se logra de la noche a la mañana: se necesita constancia y disciplina. Pero para ello uno debe ser capaz de manejar el estrés que causa estar endeudado.

Hace poco asesoré a una persona que me decía: “cada vez que veo algo bonito, me convenzo de que me lo merezco; me doy permiso de darme ese gusto porque trabajo mucho, aunque no tenga el dinero”. Ella misma se había dado cuenta de que eso era un gran problema al reconocer: “Pero siempre después de comprarlo, me siento muy culpable”.

Muchos hemos pasado por esto. Le pregunté si alguna vez había hecho un presupuesto y me dijo que sí, pero que nunca le había funcionado: siempre terminaba gastando de más. Entonces le expliqué que el error más común que cometen las personas es pensar que el presupuesto es un documento escrito en piedra y que se puede cambiar. Esa mentalidad no funciona porque si uno presupuestó 500 pesos para la luz y el recibo llegó por 600, uno tiene que pagar los 600, sí o sí. ¿Qué hacer? Modificarlo sobre la marcha. Uno tiene que restarle 100 pesos del presupuesto de diversiones (por ejemplo) y subir el de la luz.

Otro error muy común que cometen las personas es presupuestar el ingreso. Tampoco funciona. De hecho, la mejor forma de hacer el plan de gastos es sentarse y cada vez que uno reciba su pago (es decir, que ya tengamos el dinero en nuestra cuenta de nómina) hacerse una sencilla pregunta: ¿qué es lo que quiero que este dinero haga por mí, antes de que me vuelvan a pagar? Aquí entrarán los pagos obligatorios como la luz, la renta o hipoteca, pero también lo que tenemos disponible para nuestros gustos.

Este plan es una herramienta de toma de decisiones. Si uno se encuentra en un centro comercial y quiere comprarse unos zapatos, tendrá que abrir el presupuesto y ver cuánto tiene disponible en esa categoría. Si no es suficiente, tendrá que decidir si puede sacar de otras, o bien, simplemente decir “en otra ocasión”. Todo dependerá de sus prioridades.

Un plan de gastos es una herramienta fundamental para reducir el estrés financiero, incluyendo el que causan las deudas. Pero hay otras, de las que hablaremos en la siguiente colaboración.

contacto@planeatusfinanzas.com

Ejecutivo de alto nivel en seguros y reaseguro con visión estratégica de negocio, alta capacidad de liderazgo, negociación y gerencia. Además es columnista de Finanzas Personales en El Economista, Coach en Finanzas Personales y creador de la página planeatusfinanzas.com

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