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Inglés o español, ¿en qué idioma debe ir el nombre de tu empresa?

Los nombres en castellano transmiten cercanía con los clientes, mientras que en inglés dan una imagen más moderna y facilitan la internacionalización.

El nombre de la empresa es uno de los elementos más importantes de la identidad corporativa para cualquier pequeña y mediana empresa (pyme), ya que es su carta de presentación ante clientes, proveedores o entidades financieras. Tradicionalmente, casi todas optan por una denominación en español, pero en los últimos años, a medida que aumenta la globalización y la digitalización, son cada vez más las que apuestan por el inglés. Para analizar cuál es la mejor opción y si es recomendable hacer un cambio, las compañías deben tener en cuenta los siguientes factores:

INTERNACIONALIZACIÓN. "El nombre español puede ser un obstáculo para la expansión internacional de algunas empresas", explica Xavier Oliver, profesor de dirección comercial de IESE. Debido a la falta de familiaridad con la lengua, para los extranjeros es mucho más difícil identificar y recordar los valores de la marca. Además, puede tener un significado distinto al que se busca y, en algunos casos excepcionales, resultar ofensivo. Por ello, antes de iniciar la internacionalización, conviene que la pyme se plantee el cambio de nombre.

Con el inglés, se debe tener en cuenta que gracias a la universalidad del idioma resultará mucho más fácil llegar a consumidores en cualquiera de los cinco continentes. La principal excepción a esta norma se da en aquellos sectores en los que se valora especialmente la calidad del Made in Mexico. Para una empresa es una ventaja competitiva tener un nombre castellanizado que destaque el origen del producto.

SECTOR. La importancia y las características del nombre de la empresa varían según su actividad. Oliver explica que aquellas que se dedican a la fabricación industrial "no necesitan palabras especialmente llamativas, por eso les sirven denominaciones como Cemex". Pero esta cuestión es especialmente importante para los establecimientos y productos de consumo, ya que deben ser marcas atractivas y reconocidas por los clientes. Por ello, tendrán que ser más flexibles para adoptar un nombre inglés si su clientela lo requiere.

Transmisión de valores. En general, es más fácil transmitir la filosofía de la compañía a través de un nombre en español. Por ejemplo, con derivaciones de una palabra que resulte familiar para los consumidores, como han hecho, con grandes resultados, Naturalista o Duracell. La mayoría de las veces que se opta por el inglés suele tratarse de denominaciones más generales que, aunque descriptivas, resultan también más asépticas. A cambio, normalmente se transmite una imagen de preparación para el mercado global.

ANTIGÜEDAD. Las pymes más veteranas que quieren destacar este valor, como una empresa familiar, tienen un buen motivo para conservar la marca en castellano. De esta forma, mantienen también el vínculo con los clientes tradicionales, para los que cualquier modificación puede ser percibida como un signo de que la empresa está perdiendo su esencia. Nombres sencillos y descriptivos como Bar Manolo o Sastrería López son muy eficaces en el ámbito local al transmitir una imagen de comercio tradicional. Por contra, las marcas mexicanas con una denominación anglosajona son percibidas como más jóvenes e innovadoras. Asimismo, un cambio en este sentido puede ser reflejo de una transformación más profunda destinada a la modernización de la compañía.

DIGITALIZACIÓN. El inglés es el idioma predominante en la red, por lo que la mayoría de empresas que nacen enfocadas a este mercado optan por una denominación de resonancia anglosajona. De esta forma, se puede llegar a un mayor número de clientes tanto de forma directa como, por ejemplo, a través de las búsquedas en Google o Yahoo. Cuando se opta por un nombre español, da la impresión de que el negocio se limita a un público hispanohablante. La ventaja de esto es que se potencia la afinidad cultural con los internautas y las compañías de América Latina.

Claves para acertar con el nombre

  • 1. Lo más importante es que se trate de un nombre breve y fácil de recordar. Por tanto, conviene que contenga un máximo de dos palabras con tres sílabas cada una.
  • 2. Debe tener significado y transmitir los valores de la empresa. Lo más habitual es que sea el nombre de los fundadores o un indicativo del producto que se comercializa.
  • 3. El nombre debe ser fácil de escribir y deletrear. Además, también hay que cuidar que tenga una pronunciación agradable cuando se diga en voz alta.
  • 4. Se deben evitar las tendencias de moda, ya que corren el riesgo de quedarse obsoletas en poco tiempo. Asimismo, las indicaciones geográficas pueden ser un límite para la expansión.
  • 5. La imitación no es un buen consejo. Hay que optar por una denominación que suene innovadora y, sobre todo, diferente a la competencia. Los clientes valoran la originalidad.
  • 6. Al pensar en el nombre de la compañía, hay que tener en cuenta también cómo encajará en el logo de la empresa para que resulte atractivo visualmente.
  • 7. Hay que asegurarse de que el nombre elegido esté disponible. Si no, lo mejor es registrarlo cuanto antes.

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