Un búnker para la amenaza de manifestaciones sin precedentes

El palacio legislativo de San Lázaro es un búnker.

¿Cuántos policías resguardan el interior y calles aledañas al complejo parlamentario para garantizar la sesión de instalación de Congreso general previsto por la Constitución pasado mañana, y recibir el primer informe de gobierno del presidente Enrique Peña Nieto?

Muchos , afirmó Francisco Arroyo Vieyra en la víspera.

Cuestionado el presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados sobre si se había echado mano de grupos antimotines para fortalecer, desde anteayer, la seguridad del lugar, respondió: Hay grupos de todos .

Envió un mensaje a los habitantes de la zona que, como sucede religiosamente cada año, han visto alterado su ritmo de vida en los últimos días:

Que nos disculpen. Que nos disculpen la impertinencia del operativo, pero era necesario .

Los elementos de las policías Federal, del Distrito Federal y del Estado de México, asignados al interior de la Cámara Baja, realizan rondines por cada rincón de los ocho edificios, los cuatro estacionamientos al aire libre y el subterráneo armados con macanas, gases lacrimógenos, chalecos antibalas, armaduras plásticas, escudos de acrílico, cascos y botas.

Las rejas de los accesos principales para automóviles y peatones fueron aseguradas con gruesas cadenas y candados gigantes.

El operativo policiaco para garantizar la entrada de los legisladores incluyó la colocación de vallas metálicas de poco más de tres metros de altura sobre las avenidas Congreso de la Unión y Eje 3 Oriente Eduardo Molina en sus cruces con Emiliano Zapata, Sidar y Rovirosa, Fray Servando Teresa de Mier y Cecilio Robelo, para sellar el perímetro.

Las calles Sastrería, Curtiduría, Tapicería y Miguel Allende, que desembocan frente a la Cámara, también fueron selladas con vallas.

La única posibilidad para entrar en automóvil o a pie para la sesión preparatoria de la Cámara de Diputados de mañana y la instalación de Congreso general el domingo, con la asistencia entonces de diputados y senadores, será por Cecilio Robelo y Sidar y Rovirosa, a un costado del Palacio de Justicia Federal, el Consejo de la Judicatura Federal y la dirección general de la Policía Metropolitana.

En años anteriores, los legisladores han podido burlar a los manifestantes entrando por una puerta de esa sede policiaca que comunica con Sidar y Rovirosa, y de ahí hasta el palacio legislativo.

Esa puerta también fue ocupada el pasado miércoles 21 por la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación que se oponen a la reforma educativa, obligando a los legisladores a sesionar en un recinto alterno.

Para el domingo está anunciada una manifestación sin precedentes en San Lázaro, con la participación de los mentores disidentes y distintos grupos inconformes.

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