Lectura 4:00 min
La miopía para analizar el ecosistema de medios

No deja de sorprenderme cómo hay algunos o algunas columnistas que no tienen pudor en exhibir que, en un afán de convencer a los lectores con alguna tesis o enfoque ideológico, son capaces de llegar a extremos insospechados, utilizando verdades a medias, exagerando algunos datos y descafeinando algunos otros, de manera tal que al final, todo quede armado para “demostrar” que está haciendo una afirmación irrebatible.
El domingo me topé con un artículo titulado “La Locura de los Medios”, en el que su autora, Sabina Berman, usó una combinación de los trucos o enfoques que mencioné arriba, para según ella, construir un argumento sobre el supuesto exagerado trato presupuestal asimétrico entre medios comerciales y públicos, en perjuicio de estos últimos. Lo que me sorprendió mucho fue el hecho de que para hacer creíble su construcción argumentativa, nos quiere convencer de que está siendo crítica no sólo respecto del expresidente López Obrador, sino también de la presidenta Claudia Sheinbaum.
La señora Berman empieza por plantear cuál debe ser la interacción entre medios privados o comerciales y los medios públicos. Por ejemplo, afirma que “los medios comerciales ven la realidad a través de un modelo neoliberal –y en efecto, la misión de la Izquierda es desmantelar ese modelo”. Entusiasmada con su línea argumentativa, agrega “Lo absurdo en México es que esa competencia de narrativas está financiada por una sola fuente. El gobierno. (sic) Y peor, el gobierno de Izquierda favorece económicamente a los medios de Derecha, y por mucho.”
De ahí, nos presenta números sin contexto con los que pretende demostrar que se consiente demasiado a unos medios y se castiga o inhibe a otros. Por ejemplo, recurre al truco de estirar un poco el dato que ella estima se destinará como gasto en comunicación social durante el sexenio de la presidenta Sheinbaum. Afirma que el presupuesto total será de 19 mil millones de pesos. Pero si tomamos el presupuesto real aprobado para el 2025, 3 mil 049 millones de pesos, y lo multiplicamos por 6, resultaría en 18 mil 294 millones de pesos, pero nadie es pitoniso como para atreverse a afirmar desde ahora que ese será el monto que se destinará al gasto en comunicación social.
Luego, recurre al truco de descafeinar el monto del presupuesto que se destinará en un año a los canales de televisión pública y una radiodifusora. Según lo aprobado en diciembre pasado por los diputados, el Sistema Público de Radiodifusión, el Canal Once, el Canal 22 y el Instituto Mexicano de la Radio (IMER), ejercerán un gasto de 1 mil 411 millones de pesos, no 700 millones como ella pretende hacer creer. Entonces, ya vimos que en un caso exageró hacia arriba el presupuesto aprobado, y en el otro, lo rasuró a la mitad, con lo que hace la diferencia entre partidas presupuestales mucho más dramática de lo que realmente es.
Luego, agrega sobre los medios públicos que tienen muy poco equipo y que “para mayor hándicap, no tienen cobertura nacional: no llegan a toda la República”. Al respecto, le tengo noticias a la señora Berman. Primero, el SPR, invirtió de manera fuerte durante el sexenio del presidente López Obrador para ampliar su cobertura. Tan ha logrado avances en ese rubro, que Canal Once, con su infraestructura propia más la infraestructura del SPR, presume llegar ya al 72.43% del territorio nacional, un porcentaje nada lejano de los porcentajes de cobertura de los dos canales comerciales que mayor cobertura tienen en nuestro país.
Luego, afirma falsamente que el presidente Fox liberó a los medios comerciales de los tiempos oficiales y que empezó a pagarles millonadas por esos tiempos. Tan no ocurrió como ella afirma, que todos los días, las estaciones de televisión comercial entregan al Estado Mexicano 48 minutos diarios, que se utilizan para fines de promoción de partidos, candidatos y autoridades electorales en períodos electorales, y para fines de comunicación social de las dependencias del gobierno federal o de los otros poderes de la Unión según sea el caso.
Y así, el artículo en cuestión está construido con trucos analíticos, con medias verdades e incluso con falsedades.