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Las deportaciones masivas: ¿Cómo de un problema de derechos humanos, pasamos a su criminalización?

Los discursos se hicieron realidad, Estados Unidos impone el 25% de aranceles a México y Canadá y logra crear un verdadero estado de tensión para miles de migrantes que hoy se encuentran bajo la presión de ser deportados a sus países de origen. Trump lo ha conseguido, la estrategia histórica de amenazas interminables a su seguridad interior ha logrado transmitir una percepción estigmatizante, que criminaliza la migración y culpa tajantemente a otros países de la entrada de fentanilo a su territorio.
La construcción y puesta en marcha, a partir de las más de cien ordenes ejecutivas, van legitimándose y operando en la cotidianidad. Si bien es cierto, que las deportaciones en los últimos días hacia México no han sido mayores a la de otros gobiernos como el de Obama, Trump y Biden -aproximadamente al viernes 4092 migrantes habían sido deportados a México-, la angustia con la que viven miles de migrantes dentro de Estado Unidos a ser llevados por redadas, no hace más que recrudecer el ambiente, para familias, sino que afecta directamente a sectores económicos y espacios que habían sido denominados sensibles -escuelas, iglesias y hopitales-, en donde actualmente, muchos trabajadores han decidido no regresar a sus trabajos por miedo a ser llevados por agentes del CBP o del ICE, o en las escuelas , donde algunas familias han decidido no enviar a sus hijos a estudiar y no es para menos. Actualmente las políticas de deportación masiva de migrantes, sin bien es cierto que no han sido bien recibidas en todos los estados americanos, si ha sido vista por buenos ojos por algunos espacios educativos como lo es Oklahoma, donde el representante del Departamento de Educación aseguró que no habría escuelas santuario, advirtiendo que exigirá a los estudiantes su constancia de ciudadanía o estatus migratorio legal, de acuerdo a la política federal anti migratoria de Trump, lo cual contraviene la legislación americana, que garantiza desde la década de los años ochenta a partir del caso Plyer Vs Doe, la educación pública a todos los niños sin importar su estatus migratorio.
Así, con la nueva política de deportación masiva, la incertidumbre crece entre los inmigrantes que desde el kínder hasta la universidad no cuentan con documentos, ya que, a partir del martes, el presidente anunció que las agencias federales de inmigración pudieran realizar arrestos en hospitales, escuelas e iglesias, en caso de que en estos sitios se escondieran inmigrantes delincuentes. Esto a penas comienza y no se entiende muy bien el alcance de dichas políticas de deportación masiva, pero lo que es seguro es la intranquilidad y el miedo de miles de familias que no saben hasta que punto se puede o no confiar. Actualmente, se estima que aproximadamente 733 mil niños en edad escolar no cuentan con documentos y están ilegales en los Estados Unidos, de conformidad a información del Instituto de Política Migratoria (Migration Policy Institute). Esto ha ocasionado que algunos distritos escolares se pronuncien en contra de apoyar la incursión de agentes de inmigración sin ordenes judiciales en sus planteles y diseñar protocolos de actuación para proteger a sus estudiantes en caso de una situación de deportación, pero otros distritos escolares han apoyado o se han mantenido al margen sin pronunciar si garantizarán la protección de los estudiantes inmigrantes en sus escuelas y se apegarán a la política deportación federal.
Si sumamos a esto que en Estados Unidos se habla de aproximante 400 mil indocumentados que se encuentran protegidos por el TPS (Estatus de Protección Temporal) programa que será cancelado por esta administración, de la mano de los permisos otorgados por el CBP-ONE, la situación de complica, aunado al nuevo mecanismo de terror, de utilizar las instalaciones de Guantánamo como centro de detención para aproximadamente 30 mil migrantes. Es increíble pero la migración dejó de ser un asunto de derechos humanos y se convirtió en una agenda de criminalidad y terror para los Estados Unidos en pleno siglo XXI…