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Continúan los factores de incertidumbre en la economía mundial

“La incertidumbre es el peor de todos los males, hasta el momento en que la realidad nos hace lamentar la incertidumbre”.
Alphonse Karr, novelista francés.
Transcurren las semanas y persiste la incertidumbre en el comportamiento de variables que afectan a los mercados financieros y a las perspectivas económicas mundiales. En entornos tan inciertos prevalece una suerte de pensamiento basado más en buenos deseos que en datos, para suponer que hay posibilidad que en el futuro inmediato se recupere la certidumbre y disminuya la volatilidad.
Sin embargo, son múltiples los factores que hoy continúan generando incertidumbre y que generan una afectación no sólo para las perspectivas de la economía norteamericana, sino también para la economía de nuestro país.
Un tema que resulta fundamental es la perspectiva del comportamiento de la tasa de referencia en Estados Unidos y su efecto sobre el comportamiento futuro de las tasas de interés en México.
Históricamente, existe una importante correlación entre el comportamiento de la tasa de referencia en México, respecto de la tasa de la reserva federal. Entre otros factores, porque el diferencial de tasas entre México y Estados Unidos condiciona el nivel de las inversiones hacia nuestro país.
Históricamente este fenómeno es interrumpido cuando entornos de volatilidad provocan lo que se conoce como Flight to Quality o Flight to Secure, que se refiere a la salida de recursos, por parte de inversionistas internacionales, de las economías emergentes o de economías específicas con algún problema económico o financiero, para ser trasladados a los que se consideraban activos libres de riesgo, los bonos del tesoro de Estados Unidos.
Este fenómeno, se producía incluso cuando el motivo de la volatilidad estaba dentro de Estados Unidos, tal como ocurrió en la crisis de 2008, cuando la volatilidad mundial se detonó a partir de la llamada crisis subprime.
Hoy, sin embargo, existen otros factores que están alterando ese comportamiento típico. Particularmente existe incertidumbre sobre la orientación que tendrá el Banco de la Reserva Federal en Estados Unidos sobre las tasas e incluso sobre el mantenimiento de su autonomía.
Después de la inflación postpandemia que llevó a una elevación de las tasas, en septiembre del año pasado el Fed empezó a bajar la tasa, pero en este año interrumpió ese proceso. Se estima que la Reserva Federal teme que las medidas arancelarias impuestas por el gobierno del presidente Trump generarán un efecto inflacionario y por ello deberán de mantener las tasas en los niveles actuales, que siguen siendo elevados para la economía norteamericana, para evitar un nuevo repunte inflacionario.
Pero existen presiones internas en EUA, particularmente del presidente Trump, que buscan acelerar un proceso de reducción de la tasa con el propósito de favorecer la reactivación económica.
Se da además la disputa entre el presidente Trump y el presidente de la Reserva Federal, que fue nombrado por el propio presidente Trump en su primer mandato. Trump ha mandado diversas señales, indicando que estaría intentando incidir en el comportamiento de la Reserva Federal. También ha hecho señalamientos muy insistentes relativos a que podría remover al presidente de la Reserva. Aunque también es cierto que el último mensaje indicó que no tiene intenciones de removerlo (¡Como si pudiera!).
Esta incertidumbre sobre la economía norteamericana enfrenta un factor complementario, y es el nivel de fortaleza del dólar. Esta moneda se ha depreciado contra una canasta de monedas internacionales producto de varios factores, pero en gran medida por la percepción de riesgo de la economía de EUA. Hay quienes creen que el gobierno de Trump, precisamente lo que busca es un dólar débil que le permita competir de una posición más ventajosa en el comercio internacional.
Pero parecía que la debilidad del dólar es resultado de la fragilidad que se percibe, puede darse como resultado de una economía que no captará empleos, como pretende el gobierno, que afectará el consumo interno y que, en cierto sentido, puede perder posiciones de ventaja en el comercio internacional frente a Asia.
Para México, existen también factores contrapuestos. Distintos analistas han tratado de estimar cuál sería el efecto combinado de los aranceles que se pretenden imponer a distintos tipos de productos y servicios mexicanos exportados hacia Estados Unidos. Pareciera que el efecto total ponderado para las exportaciones mexicanas estaría en un rango de entre 20% (pesimista) y de cerca del 8% (más optimista).
Pareciera, por lo menos con la información vigente, que México puede resultar ganador de este reacomodo bastante desordenado de fuerzas comerciales. Porque su posición ventajosa de proximidad con el mayor mercado del mundo puede propiciar aún un movimiento de inversiones para beneficiarse ante el nivel de tarifas, de la condición preferente de México, como exportador.