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Conceptos y realidades financieras

Joan Lanzagorta | Patrimonio
Desde joven me ha gustado leer libros y blogs sobre finanzas personales. Me gusta entender los conceptos, los fundamentos y razonamientos. Me gusta también cuestionarlos, ponerlos en tela de juicio. Supongo que es mi manera de aprender, de ampliar mi criterio y de construir ideas propias.
Así me he dado cuenta de que aunque muchos conceptos son universales, no todo lo que se escribe es aplicable en todos lados.
Por ejemplo, en países como Estados Unidos, mucha literatura suele recomendar a las personas que se enfoquen en invertir y no tanto en pagar su crédito hipotecario de manera temprana.
La razón es muy sencilla: en aquel país, la tasa de interés fija promedio de una hipoteca a 30 años, era del poco más de 3% anual. En cambio, el rendimiento promedio histórico nominal del S&P500 suponiendo reinversión de dividendos es superior a 10% anual (pero con mucha volatilidad, años buenos y malos).
Además, los intereses de la hipoteca son deducibles de impuestos en ese país (no sólo la parte “real”). Entonces, financieramente, hace mucho más sentido destinar nuestros excedentes a las inversiones de largo plazo y no al pago de este crédito.
En otros países, como México, eso no sucede. Las tasas de interés de los préstamos hipotecarios son todavía muy elevadas, superiores al rendimiento promedio que uno, de manera realista, podría obtener por sus inversiones de largo plazo.
Eso no significa que uno deba posponer su ahorro para el retiro por adelantar pagos a su hipoteca. Simplemente el enfoque debe ser distinto, más equilibrado. Porque la realidad es diferente.
En mi caso, yo mantuve mi plan de retiro, que siempre ha sido una prioridad. Cada mes ahorro una cantidad fija para esa meta. Pero cualquier excedente, como por ejemplo parte de mi aguinaldo o de algún bono, lo destinaba a adelantar pagos a mi hipoteca. Eso me permitió liquidarla totalmente en poco más de cinco años y ahorrarme un montón de intereses, sin dejar de lado mi ahorro para el retiro.
Pude hacer esto porque fui muy consciente sobre cuánto realmente podía pagar por mi casa y elegí una que se ajustaba a mi presupuesto. Mucha gente, lamentablemente, se “aprieta” demasiado y pide prestado hasta para el enganche.
Otro ejemplo de realidades diferentes tiene que ver con las inversiones inmobiliarias. En los libros de Robert Kiyosaki, por ejemplo, se habla mucho de esto.
La clave es encontrar propiedades que generen un flujo de efectivo positivo. En otras palabras, la renta (el ingreso) debe ser mayor a los gastos (la mensualidad de la hipoteca más los impuestos, mantenimiento y otros gastos generados por la propiedad).
Eso no es fácil de lograr en México, porque los créditos son a menor plazo y las tasas de interés son mucho más elevadas. Son realidades distintas.
En mi vida personal, me he preocupado mucho por tener la protección patrimonial adecuada. En México es imposible conseguir un seguro de automóviles con una suma asegurada suficiente para cubrir daños a terceros.
Me imagino un accidente automovilístico en el cual fallezcan dos personas: eso podría generar una responsabilidad de más de 8 millones de pesos. Más los daños causados al coche y a las vías de comunicación. Hoy en día es casi imposible encontrar un seguro que cubra esta cantidad. Yo no me siento adecuadamente protegido.
Para poner esto en contexto, en Europa la suma asegurada mínima obligatoria por responsabilidad civil es de 6´450,000 euros para daños a personas más 1’ 300,000 euros para daños a vehículos. Esto equivaldría, en total, a una suma asegurada mínima de más de 155 millones de pesos. Muchos países, exigen sumas aún mayores (en España por ejemplo la Ley requiere una cobertura de 70 millones de euros sólo por daños a personas).
Claro, son otras realidades y otras maneras de ver el mundo.
Los conceptos financieros son universales. Los contextos, las realidades y la manera de aplicarlos son muy distintas en todo el mundo.


