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Carta abierta al pueblo de México: la voz de la democracia no puede ser neutral ante los crímenes de guerra

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OpiniónEl Economista

Queridos ciudadanas y ciudadanos de México:

Les escribo desde el corazón de una nación que resiste. Desde ciudades que cada día entierran a sus muertos, pero no su dignidad. Desde un país cuya única “culpa” es querer vivir en la libertad.

Las bombas rusas siguen cayendo sobre hospitales, viviendas, guarderías. Putin no puede vencer al ejército ucraniano en el campo de batalla, por eso ataca a la población civil: a niños, mujeres y ancianos. Lanza misiles contra ciudades y pueblos, intentando quebrar la voluntad del pueblo con terror. Así actúan los cobardes y criminales invasores. Y eso es exactamente lo que es este supuesto líder ruso.

Moscú intenta sembrar el terror, apagar la esperanza, quebrarnos. Pero no lo logrará. Porque el pueblo ucraniano no se rendirá.

Hoy, más allá de lo que nos separa geográficamente, nos une la responsabilidad moral ante la barbarie que sufre la población civil ucraniana.

La indiferencia no es neutralidad, es complicidad. Quienes callan ante estas atrocidades permiten a Putin seguir sembrando destrucción. Peor que las armas es el silencio internacional. Y México, con su historia humanista y su lucha por la paz, no puede mantenerse ajeno.

Este horror no es nuevo para la humanidad. Sabemos cómo comienza: con silencio. Con mirar hacia otro lado. Con pensar que es un problema lejano. Pero cada edificio destruido, cada madre que llora a su hijo bajo los escombros, es un llamado urgente a la conciencia global.

El criminal de guerra Vladímir Putin y su círculo de colaboradores rendirán cuentas. Ante la historia. Ante los tribunales.

No lo duden: la justicia llegará. Pero cada minuto de silencio prolonga la impunidad del agresor.

Mientras los rescatistas en Kyiv u Odesa remueven escombros manchados de sangre, muchas capitales guardan silencio.

No pedimos compasión. Exigimos acción. Reacción real. Solidaridad concreta.

Ucrania no se quebrará. No nos rendiremos. Esta guerra no nos aplastará. Defendemos lo más sagrado: nuestra libertad, nuestra independencia, nuestra vida y nuestra existencia como nación soberana. Pero para resistir necesitamos saber que no estamos solos. Que el mundo libre está a nuestro lado.

Y ustedes, los ciudadanos mexicanos, tienen una voz poderosa, les pido:

• Hablen de Ucrania. No permitan que el silencio cubra nuestra tragedia.

• Exijan a sus representantes que digan la verdad: esto es terrorismo de Estado.

• Compartan nuestras historias, nuestras pérdidas, nuestra lucha.

• Rechacen las mentiras del Kremlin que buscan dividir, confundir, silenciar.

México ha sido un faro de dignidad en muchos momentos históricos. Hoy, su voz puede salvar vidas, reforzar la justicia y traer esperanza. No dejen que la historia los recuerde entre los que miraron hacia otro lado o hicieron caso omiso. Este no es un asunto distante: es una advertencia de lo que puede ocurrir si el mundo permite que una dictadura imperialista pisotee el derecho internacional. El momento de actuar no es luego. Es ahora: por Ucrania, por la paz, por la humanidad, por el mundo entero.

Con esperanza y petición,

Oksana Dramaretska

Embajadora de Ucrania

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