Con aranceles y sin diplomacia, el zócalo gritará contra Trump

El mantra que usó AMLO para justificar el abandono de la política exterior mexicana comenzó a flotar en el océano de la incompetencia el día después de la herida de muerte que recibió el tratado comercial de Canadá, Estados Unidos y México en manos de Donald Trump: la mejor política exterior es la doméstica.

La presidenta Sheinbaum azuza al nacionalismo retro para protestar en la plaza pública en contra de los aranceles.

Nos encontramos en 1993 cuando el PRD salía a las calles de México para protestar en contra de la firma del TLC con Estados Unidos y Canadá. Los mismos que protestaban ayer, ahora lo harán en contra del presidente de Estados Unidos que intenta desmantelarlo, pero en ambos casos, las protestas consisten en descargas de adrenalina patriotera en contra de los yankees.

No es a través de una sesión de constelaciones familiares como se resuelven los problemas de política exterior. Los riesgos son reducidos por profesionales de la diplomacia. Es claro que estos no están ahora en la primera línea de fuego de la Secretaría de Relaciones Exteriores.

Se habla mucho de Trump y poco de Marco Rubio, pero la realidad apunta hacia el Secretario de Estado como el arquitecto de la relación diplomática con México. Si Jared Kushner, y no Max Tillerson ni Mike Pompeo, llevó la relación con México durante el primer gobierno de Trump, ahora es el estadounidense de origen cubano el que diseña las estrategias de la relación.

En México pasó desapercibido el anuncio que hizo el Departamento de Estado el lunes 24 de febrero sobre las sanciones que impondrá Washington en contra de políticos y funcionarios de las administraciones públicas de diversos países que han contratado los servicios de médicos cubanos.

"Cuba sigue beneficiándose del trabajo forzoso de sus trabajadores", dijo Rubio.

Los programas de exportación de mano de obra "enriquecen al régimen cubano y, en el caso de las misiones médicas de Cuba en el extranjero, privan a los cubanos comunes de la atención médica que necesitan desesperadamente en su país de origen", añadió.

Esta política de restricción de visas se aplica a "funcionarios actuales o anteriores del gobierno cubano y a otras personas, incluidos funcionarios de gobiernos extranjeros, que se creen que son responsables o están involucrados en el programa", afirma Marco Rubio. Afecta asimismo a los familiares directos de los sancionados.

El mensaje hacia México fue claro. Marco Rubio identifica a López Obrador y al Gobierno de la presidenta Sheinbaum como “cómplices de la dictadura”, sin embargo, Palacio Nacional y Relaciones Exteriores hicieron como si no hubiera pasado nada.

Diez días antes de que iniciara el Gobierno de Trump, México avaló el fraude electoral del dictador Maduro enviando a un representante a la ceremonia de la ignominia.

Rubio trabaja sanciones que aplicará a la dictadura venezolana. Los vínculos de los gobiernos de AMLO y de Sheinbaum con la dictadura de Maduro, también los tiene muy presente Marco Rubio.

En diciembre pasado, Marco Rubio acordó con Donald Trump una serie de temas de su interés. La llama “la agenda cubana”. Su contenido se extiende a toda América Latina. “Los países que ayudan a perpetuar la dictadura son cómplices de lo que ocurre en la isla”, comentó Rubio el año pasado a un grupo de conocidos en un restaurante de Washington.

Rubio criticó en su momento a AMLO por sus complicidades con los dictadores de Venezuela y Cuba.

La diplomacia dogmática de México no es de Estado.