Políticas públicas y cohesión social

Idealmente, un votante se inclina por un partido político por adhesión a su programa de gobierno. Los electores eligen partidos y candidatos sobre las bases de los beneficios que se pueden derivar y tienen un conjunto de criterios que desean que su elección satisfaga.

Por ello, la renovación del poder político en todos los niveles de gobierno es un hecho relevante. Sin embargo, en la alternancia o, en su caso, en el cambio de los gobernantes surgidos por el mismo partido, la democracia no se agota. A la hora de decidir, de tomar las decisiones que afectarán el destino de la sociedad, es cuando aparece la relevancia de los programas de gobierno. En las plataformas, en las propuestas de gobierno, en su coherencia e implementación está uno de los cimientos de una democracia formal.

Es precisamente en estos planes de gobierno donde se debiera reflejar la construcción de un proyecto común. En la jerga actual, a estos acuerdos se les ha denominado políticas de Estado , expresión no jurídica sino meramente política que se refiere a la formación de una cohesión social. Esta visión compartida permite el establecimiento de consensos, por ejemplo, sobre la canalización del gasto público entre distintos sectores.

Esto es perfectamente posible aún a pesar de las diferencias ideológicas. El actual gobierno de Gran Bretaña, por ejemplo, es la primera coalición que se da entre dos partidos desde la Segunda Guerra Mundial; la primera en la historia entre el Partido Conservador y el Liberal Demócrata.

Como resultado de las elecciones celebradas el pasado 6 mayo, se dio el primer parlamento en vilo en 36 años o hung, como le llaman los ingleses por no existir una mayoría en el parlamento. La estabilidad del Reino Unido fue impresionante en estos días, mientras los liberales demócratas, laboristas y tories negociaban. Y el 11 de mayo, que renunció Gordon Brown, Gran Bretaña se quedó sin cabeza y sin embargo no hubo caos social.

En México, la diversidad política convive en las instituciones donde se toman las decisiones, sin afectar, por ejemplo, la estabilidad económica. Un nuevo acuerdo en lo fundamental significa diseñar nuevas reglas que regulen las relaciones entre el Estado y la sociedad. Una vez implementado, el nuevo arreglo permeará lentamente el proceso político a través de un cambio en las percepciones sociales. La consolidación del nuevo orden depende de su credibilidad y aceptación política a largo plazo.