Buscar
Opinión

Lectura 8:00 min

La Revolución Mexicana, síntesis para neófitos

A dos días de la conmemoración del Centenario de su incio, este texto servidor se propone hacer una apretada sinopsis de la Revolución Mexicana, catálogo de traiciones, festín de sangre, desahogo de rencores y gesta de corruptelas; que produjo 1 millón de muertos y forjó varias generaciones de políticos demagogos y millonarios.

Para ello acudí a las fuentes de nuestra historia -con tan buena suerte que ese día, debido a una falla en el suministro de agua, las fuentes estaban secas y no me mojé-.

La meta original del movimiento revolucionario fue el derrocamiento del gobierno arcaico del General Porfirio Díaz que, de héroe nacional en la lucha contra la invasión francesa (1862-67), se convirtió en villano favorito en las postrimerías del siglo XIX y en los albores del XX, dada su obstinación a perpetuarse en el poder.

La Revolución frustró el sueño de don Porfirio de morir con la banda presidencial como mortaja. (Un informe extraoficial, no consignado por ningún historiador, detalla el hecho de que el dictador como medida precautoria dado lo avanzado de su edad, ya había encargado el diseño de una silla presidencial de ruedas).

Dispuesto a reelegirse para el periodo 1910-16 estaba don Porfirio cuando se atravesó en su ruta un pequeño burgués -1 metro 48 centímetros de estatura- de nombre Francisco I. Madero –los historiadores no se ponen de acuerdo sobre la enigmática I de su nombre, unos dicen que es la inicial de Ignacio y otros que es la de Indalecio. Hasta hace un par de meses Vicente Fox creía que Francisco I. Madero había formado la primera pareja presidencial mexicana-.

Una alianza –contra natura la llamó don Porfis- entre los partidos Nacional Antirreeleccionista y Nacionalista Democrático, lanzó la candidatura de Francisco I. Madero a la Presidencia. El porfirismo obstaculizó la campaña de Madero, al grado que el

5 de junio de 1910 fue detenido en Monterrey, Nuevo León. Acusado de sedición, fomentar la rebelión, insultar a las autoridades y ser un peligro para México, fue trasladado a San Luis Potosí, donde permaneció preso hasta el 5 de octubre. Para entonces ya don Porfirio había ganado la reelección, triunfo que el Congreso ratificó en septiembre. Madero, libre bajo fianza, se trasladó a San Antonio, Texas. (Para pasar la frontera contrató los servicios de un pollero especializado en el traslado de indocumentados ilustres).

Durante su estancia en Estados Unidos, en lugar de hacer los trabajos que ni los negros querían hacer, Madero se dedicó a redactar lo que se conoció como el Plan de San Luis: una convocatoria al pueblo de México a levantarse en armas para desconocer la reelección de don Porfirio. En éste se proclamaba que la fecha para iniciar el levantamiento armado sería el 20 de noviembre a las 6 de la tarde. Con esto el señor Madero ponía sobre aviso a la policía de don Porfirio, le daba el santo y seña de la conspiración, le proporcionaba no sólo el día sino hasta la hora de la insurrección. Don Panchito era un hombre bueno, ingenuo y bien intencionado, y ya lo dice el refrán: Caballo demasiado grande tira a penco, mujer demasiado coqueta tira a puta, hombre demasiado bueno tira a pendejo .

No obstante esta falla de origen, como resultado del plan maderista que promulgaba la no reelección y la restitución a los campesinos de las tierras que les habían arrebatado los hacendados, comenzaron a surgir levantamientos armados en el país, comandados por Pascual Orozco y Pancho Villa en el norte y Emiliano Zapata en el sur.

Los triunfos militares de los insurrectos, sumados a la edad del dictador –tenía más de 80 años- produjeron que el 25 de mayo de 1911 don Porfirio, que ese día sufría un fuerte dolor de muelas, renunciara a su cargo. La mañana del 31 del mismo mes, acompañado de su familia y a bordo del buque portugués Ipiranga, José de la Cruz Porfirio Díaz Mori partió a Francia en busca de un buen dentista.

El gobierno interino del porfirista Francisco León de la Barra convocó a elecciones y el 6 de noviembre de 1911 Francisco I. Madero fue aclamado Presidente, lo que según Paco Ignacio Taibo II hizo que su hermano Gustavo dijera: De todos los Madero fueron a elegir Presidente al más tonto –aún no nacía el actual senador Gustavo Enrique sobrino nieto de estos Madero -.

En compañía del Vicepresidente José María Pino Suárez, Madero gobernó desacertadamente durante, casi, 16 turbulentos meses: dejó intacto al Ejército federal, creación de la dictadura; se hizo acompañar en su gabinete por connotados porfiristas y, sobre todo, se negó a admitir que el triunfo de la Revolución llevaba aparejado una serie de reivindicaciones sociales inevitables. Esto ocasionó que Orozco y Zapata se revelarán en su contra.

El ungido como Apóstol de la Democracia, fue víctima de las intrigas del Embajador gringo Lane Wilson, quien-sin necesidad de instalar una oficina especial en Paseo de la Reforma- instigó a los generales Victoriano Huerta, Félix Díaz, Manuel Mondragón y Aureliano Blanquet, así como al licenciado Pedro Lascurain para que lo traicionaran.

Presionados por los antes mencionados y algunos miembros más del Cuerpo Diplomático, quienes les plantearon la conveniencia de su renuncia y les garantizaron poner a salvo sus vidas y las de sus familiares, lo cual era una mentira más grande que la cantidad de dinero destinada a seguridad en el Presupuesto del 2011, el Presidente y el Vicepresidente de la República, Madero y Pino Suárez –las calles que llevan sus nombres deberían hacer esquina- presentaron sus renuncias el 19 de febrero de 1913. El Congreso las aceptó y designó, como lo establecía la ley, a Pedro Lascurain, en su carácter de Ministro de Relaciones Exteriores, Presidente interino. Don Pedro duró en el cargo menos de lo que dura un dulce en la puerta de un colegio: a las 10:24 rindió la protesta, su primer acuerdo –primero y último- fue nombrar a Victoriano Huerta Ministro de Relaciones Exteriores; satisfecho del deber cumplido, a las 11:18 renunció al honroso cargo de Presidente de la República que desempeñó durante 56 minutos, tiempo suficiente para que Huerta tomara el poder –y una botella de coñac-.

En tanto, dizque para salvar sus vidas, Madero y Pino Suárez fueron asegurados en Palacio Nacional de donde, por órdenes de Huerta, fueron sacados por el mayor de rurales Francisco Cárdenas y asesinados la noche del 22 de febrero.

El góber barbón de Coahuila, Venustiano Carranza, quien ya canonizado es conocido como El Varón de Cuatro Ciénegas pero de cuyo apellido se derivó el neologismo carrancear sinónimo del verbo robar, fue el primero en desconocer al espurio Victoriano y enarbolando la bandera del constitucionalismo, a la que se unieron un puñado de fieles maderistas y una caterva de oportunistas, desató el segundo periodo revolucionario: una guerra civil, una orgía de asesinatos.

Carranza, por conducto de Pablo González y Jesús Guajardo, asesina a Zapata. A su vez, Carranza es asesinado por Álvaro Obregón. Éste manda matar a Pancho Villa y de común acuerdo con Plutarco Elías Calles dan la orden de asesinar a Arnulfo R. Gómez y a Francisco R. Serrano en compañía de sus cuates –remember Huitzilac-.

Se sospecha que Calles algo tuvo que ver con la muerte de Obregón, asesinado por José León Toral (el Mario Aburto de la época), quien con una pistolita le metió al Manco de Celaya nueve balazos de distintos calibres. Con don Plutarco, la Revolución se institucionalizó, o como le dijo el coronel Zataray a Renato Leduc: Degeneró en gobierno .

Ya se están muriendo todos/ ¡Jesús, qué desilusión..!/ se está volviendo gobierno/ ¡Ay dios..! La revolución . (Corrido de la Revolución Mexicana de Renato Leduc).

Oí por ahí

!Viva la menstruación mexicana! , gritaba un pelao en una cantina. Oiga, mi amigo –lo corrige uno de los presentes- no es la menstruación, es la Revolución Mexicana . Es igual –dice el pelao - la cuestión es que corra la sangre .

Únete infórmate descubre

Suscríbete a nuestros
Newsletters

Ve a nuestros Newslettersregístrate aquí
tracking reference image

Últimas noticias

Noticias Recomendadas

Suscríbete