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Instituciones y el desarrollo
En la teoría tradicional del desarrollo económico, el crecimiento y la generación de riqueza se explican por factores como la dotación y abundancia de los factores de la producción, la generación de capital físico (infraestructura de caminos y comunicación, energía, maquinaria, etcétera) y la construcción de capital humano (sistemas de educación, salud, y capacitación laboral, principalmente). Otro elemento explicativo es el grado de desarrollo de la tecnología. Finalmente, un buen sistema de intermediación financiera apoya al desarrollo.
Sin embargo, estos factores no podían explicar por qué economías con recursos similares crecen a tasas diferentes, o más aún, por qué los países más pobres a pesar de invertir masivamente en capital físico y humano tardan mucho en superar su subdesarrollo. Para encontrar la pieza faltante del rompecabezas, los economistas buscaron en la interacción de la economía con la sociología, el derecho, la ciencia política, las disciplinas cognitivas y conductuales y la construcción y solidez de las instituciones.
Este último factor generó la rama conocida como de la economía institucional para entender el papel del proceso evolutivo de las instituciones en la conformación del comportamiento humano y así del desarrollo.
Las principales instituciones que contempla este enfoque son la organización industrial y empresarial, el sistema político, las normas jurídicas y sociales y el mercado. Los principales exponentes de esa rama recibieron el premio Nobel en diferentes momentos: Ronald Coase, Douglass North, Elinor Ostrom y Oliver Williamson. Todos ellos extendieron la perspectiva de la ciencia económica al enfocarse en las instituciones que están presentes en toda actividad.
No obstante, un economista que influyó mucho en el enfoque institucional y quien no alcanzó el galardón del Nobel fue Mancur Olson (fallecido en 1998). Intelectualmente, en muchos aspectos, se adelantó a los pensadores mencionados. Vale la pena rescatar e interpretar algunas de sus aportaciones.
Estudió sobre todo la interacción entre las instituciones y la política para determinar el desarrollo económico. Analizó cómo diferentes tipos de gobierno (autoritarios, populistas, democráticos) afectan los incentivos de las personas en su comportamiento económico. Incentivos perversos conducen a la corrupción. Planteó que gobiernos disfuncionales llevan a instituciones débiles y contraproducentes para el desarrollo. Igualmente, gobiernos autoritarios y populistas temen a la institucionalidad y por ello proceden a su eliminación. La única institución válida es la persona del autócrata. Al final, el desarrollo se frustra simplemente porque la ausencia de instituciones sólidas no permite una organización óptima de las actividades económicas enfocadas al bien común.
¿Suena familiar? En aras de consolidar su autoritarismo, López Obrador está dinamitando a las instituciones. Su transformación consiste en destruir. Logrará con ello que el crecimiento económico de su mandato sea el más bajo de los últimos cinco sexenios, pudiendo alcanzar una magra expansión promedio del PIB de quizá 0.2 por ciento.
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