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Opinión

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Electricidad a comunidades alejadas, un gran reto para México

En la llamada revolución industrial 4.0, las actuales cadenas de suministro cambiarán haciendo que nuevas empresas aparezcan al mismo tiempo que otras desaparecerán. En esta categoría se encuentra el sector energético, lo que implicará nuevos negocios de gran rentabilidad y la muerte de otros, pero cabe preguntarnos: ¿qué implicaciones tiene para la inclusión social?

Las comunidades alejadas son sensibles al abastecimiento de energía debido a que dependen de su conexión a las redes de suministro, los cables que permiten el acceso a las centrales de generación. Es irónico pensar que muchas de éstas se encuentran en regiones con gran cantidad de incidencia solar, como el norte de México, o con flujos importantes de viento y agua, como el sur y sureste.

Entre las nuevas tendencias tecnológicas encontramos la generación y almacenamiento sustentable, es decir, energías verdes que aprovechan la actividad del viento, el agua o la incidencia solar sin contaminar y al permitir su almacenamiento con pilas que no afectan al medio ambiente. Estas tecnologías nos hacen más eficientes energéticamente, además de permitirnos independencia de los dispositivos, beneficiando así a las comunidades más alejadas.

La tecnología de generación de energía no es novedad, pero hacerlo a menores escalas de manera eficiente para llegar a comunidades alejadas sí lo es. Es indispensable que la tecnología siga evolucionando para sobrepasar niveles básicos de inversión. Una meta cada vez más alcanzable y llena de esperanza para esas regiones, pero que no es inmediata.

Desde mediados de la década pasada, un fenómeno comenzó a llamar la atención de los medios. En Australia, por ejemplo, los precios de la energía, que van variando minuto a minuto, alcanzaron niveles muy bajos durante el día (de 2 a 3 de la tarde). Lo inusual es que estos precios eran exclusivos de horarios nocturnos. La energía solar había aparecido en el escenario para competir contra las formas tradicionales.

Recientemente, también hemos escuchado sobre una isla en Samoa en la que se suministran exclusivamente de energía solar, acumulando energía con baterías Tesla. En México desde el 2009 Iluméxico, una empresa mexicana, ha logrado generación eficiente por medio de turbinas eólicas horizontales que aprovechan el viento, accesibles a menor escala.

El panorama es optimista, pero sustentable no necesariamente quiere decir sin costo. Dicha generación requiere nuevas inversiones que, a su vez, necesitan un nivel de rentabilidad competitiva ante otras fuentes de energía tradicionales como la nuclear, el gas o el carbón cuyas inversiones hace tiempo fueron amortizadas en buena parte.

Las cadenas de suministro evolucionarán al incrementarse la escala, haciendo que los costos de dichos equipos se abaraten. No obstante, previo a ello, es indispensable para el país seguir desarrollando tecnologías innovadoras que permitan a nuevas empresas acercar el sueño de la energía con inclusión social.

El acceder a la nueva revolución industrial implica el reto de tener al alcance de la mano el conocimiento de nuevos ecosistemas tecnológicos, que van desde el Internet de las cosas, la inteligencia artificial o el cloud computing, entre otras. Pero, por otro lado, ese desarrollo no se entendería si de forma paralela no evolucionan nuevas formas de generación y almacenamiento sustentable e incluyente.

No entrar en dicha revolución podría ensanchar las diferencias de desarrollo entre las cadenas de valor y, por ende, las comunidades que participan de ellas, haciendo más anchos los espacios entre una sociedad desarrollada y los sectores que requieren ser incluidos.

*El autor es profesor del área de Dirección de Operaciones de IPADE Business School.

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