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Opinión

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Día Mundial de la Alimentación

El 16 de Octubre se conmemoró el Día Mundial de la Alimentación, una iniciativa de la FAO para alertar sobre el estado de la alimentación a nivel global. Con el lema de este año “No dejar a nadie atrás”, la FAO busca hacer conciencia sobre la necesidad de considerar la situación de inseguridad alimentaria.

El año 2030 había sido marcado por la FAO como el año del reto hambre cero en el que se había propuesto erradicar el hambre a nivel mundial por medio de estrategias globales con la cooperación de diferentes instancias para lograrlo. Ante la severa crisis alimentaria que se agudizó a nivel mundial con la pandemia de Covid-19, la FAO ha reconocido que probablemente este objetivo no sea cumplido en el año 2030, y por el contrario, muchos de los problemas que veníamos cargando en temas de alimentación se han agudizado. Aunque no se han podido cuantificar de manera exacta las consecuencias de la pandemia de Covid-19, se sabe que la malnutrición pudo haber aumentado a nivel global y que la prevalencia de subalimentación y la brecha de inseguridad alimentaria en función de género – siendo las mujeres las más afectadas- crecieron significativamente ante la pandemia. A raíz de toda esta problemática, la FAO urge considerar el tema alimentario a través de sistemas interconectados en donde las acciones afectan de manera global.

Para hacer frente a esta situación, la FAO ha enumerado seis retos, que al análisis detallado, se muestran como acciones de alta complejidad frente a la situación global. Los dos primeros reconocen factores socio ambientales como uno de los principales determinantes de la inseguridad alimentaria y se refiere a la necesidad de integrar políticas humanitarias para resolver los conflictos sociales y a la ampliación de la resiliencia climática frente a los cambios climáticos y desastres naturales. El tercer objetivo se refiere al fortalecimiento de la resiliencia de la población más vulnerable. Hasta aquí, estos objetivos reconocen que la situación social y ambiental era tan frágil en el mundo antes de la pandemia, que bastó tener un desastre de este tipo para desestabilizar no sólo los sistemas sociales y ambientales, sino también los económicos. Otro objetivo se relaciona con este tema, puesto que se propone la intervención en cadenas de suministro de alimentos para hacer más baratos los alimentos más nutritivos. Sabemos que la crisis económica global provocó una inflación y aumento significativo de los precios de los alimentos. Sin embargo, con este punto también la FAO reconoce que los alimentos nutritivos no necesariamente son más baratos debido a las largas cadenas de suministro, lo cual contrasta con ciertos prejuicios sobre el hecho de que la población sólo hace malas elecciones, sin tomar en cuenta el acceso económico a ellos. Como último punto se establece la necesidad de luchar contra las desigualdades estructurales (que en realidad, es un objetivo de desarrollo en todo sentido, no solamente por la alimentación) y el fortalecimiento de entornos alimentarios para que se puedan introducir cambios en el comportamiento de los consumidores de modo que puedan tomar mejores decisiones de hábitos saludables.

Además de la complejidad en el cumplimiento de estos objetivos, queda claro que para lograrlos se necesita de la cooperación y la coherencia entre diferentes instancias de la sociedad para poder llevarlos a cabo, además de la articulación con dependencias que “aparentemente” no tuvieran nada que ver con el tema de alimentación.

 

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Columnista de alimentación y sociedad. Gastronauta, observadora y aficionada a la comida. Es investigadora en sociología de la alimentación, nutricionista. Es presidenta y fundadora de Funalid: Fundación para la Alimentación y el Desarrollo.

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