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Democracia y mentira

Escribo desde el aeropuerto de Mérida, cuando en realidad debería estar volando a casa, vine a la feria de la lectura, de la que siempre me marcho muy agradecido. Pero volviendo al tema, ya es costumbre que los vuelos que se dirigen al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) se retrasen, las instalaciones fueron abandonadas por esta transformación, y todo lo que estaba mal hace unos años, sigue mal. Quien debiera defender los intereses de los chilangos (diputados, senadores, representantes locales, jefa y ahora jefe de gobierno), ni pio: que se pudra. Defienden su proyecto, aunque den la espalda a sus votantes.
Seguramente mostrarle la espalda a quien se representa es lo más común en todos lados. Lo que no sé si lo es tanto, es la mentira en la cara, repetida sin pudor cada mañana. Y a la cantaleta mentirosa ahora se suma la candidata del régimen, quien, por ejemplo, no ve militarización donde es evidente. Pero que la ingeniería militar, en lugar de la civil, construya las grandes obras, es la militarización de la construcción, a que sí. Y que generales retirados ocupen las direcciones de seguridad de infinidad de estados y municipios y que los efectivos de la guardia nacional sean soldados y no elementos civiles, es la militarización de la seguridad pública. No hacen falta más ejemplos. Mienten sobre la militarización y también sobre la violencia y sobre muchas cosas más. Es grave, no solo por el cúmulo de mentiras, sino porque la democracia requiere de cierta relación con los hechos del mundo; donde la mentira campea, la deliberación democrática se torna imposible.
El reino de las fake news (no me gusta “paparruchas”) es una más de las enfermedades graves que atacan la médula democrática. Me parece que necesitamos instrumentos para desvelarlas, no diría que le corresponde al Estado, lo que sí le corresponde a todo gobierno en turno es no volverse una fuente más de mentiras. Supongamos que los medios de comunicación en manos de enemigos de la transformación se dedican cínicamente a distribuir mentiras para derribar su gobierno. ¿La mejor forma de contrarréstalos es mintiendo? “Tú mientes, yo miento” no puede ser el fundamento de la pugna sobre el futuro. Comprometerse con la democracia es comprometerse con la verdad. Y la verdad no es un objeto en el mundo, es una construcción social. Si no intentamos construirla seguiremos viviendo en un cuento de hadas discursivo mientras los corruptos, los desaparecedores y los asesinos se roban la paz.

