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Bolton revela versión Wikileaks de la Casa Blanca
Trump carece de personalidad gregaria. Rasgo anómalo en un presidente.
John Bolton destruye la imagen de Trump en el libro que saldrá a la venta el día de mañana, The room where it happened: a White House memoir (La habitación donde ocurrió: unas memorias de la Casa Blanca).
Sin generar los efectos sorpresivos como lo hicieran los libros de Michael Wolff, Bob Woodward, James Comey y Luke Harding (han pasado tres años del gobierno del presidente Trump, y si algo ha dejado de sorprender es su personalidad carente de empatía), el de Bolton es una especie de Wikileaks del Despacho Oval.
Estados Unidos se ha diferenciado del resto del mundo durante los últimos 50 años por su desarrollo militar y diplomático. Dos variables fundamentales para consolidar al hegemón: los poderes suave y duro.
Bolton presenta a Trump como un líder narcisista adicto a las adulaciones fáciles, un ignorante sin las nociones más básicas de la geografía y un personaje que “define su interés personal como el interés nacional y es capaz de inventar pretextos” para ocultarlo.
Trump decide a través de sus deseos y deja a un lado la estructura diplomática profesional y reconocida por sus aliados durante muchos años. Su pasión por la lucha libre revela su atracción por la fuerza. “Ofrece favores personales a dictadores que le caen bien”.
En su búsqueda de la reelección, Trump ha demostrado que sus enemigos durante el día se convierten en aliados por la noche. Le pide a China que compre productos agrícolas a Estados Unidos para ganar estados muy peleados por los demócratas. Bolton asegura que Trump le “suplicó” a Xi Jinping que lo hiciera, pero advierte: “reproduciría las palabras exactas de Trump pero el proceso de previa revisión me lo impide”.
El que fuera el consejero de seguridad de Trump cuida los detalles de la publicación del libro porque, de lo contrario, correría el riesgo de que una orden judicial impidiera su venta.
No deja de preocupar que el presidente de Estados Unidos carezca de conocimientos elementales, ya no digamos de aspectos geopolíticos, sino de la geografía. Bolton escribe que durante una reunión con Theresa May, Trump se mostró sorprendido porque el Reino Unido tuviera armas nucleares. En otro episodio, y antes de partir a Helsinki para sostener una reunión con el presidente Putin, Trump le preguntó a Bolton si Finlandia formaba parte de Rusia.
Sobre la crisis venezolana, el equipo de Juan Guaidó y la oposición a Maduro tendrían que estar más preocupados en estos momentos. Bolton describe a un Trump ignorante sobre lo que ocurre en Caracas. Durante al menos cinco ocasiones el presidente Trump pidió a Bolton invadir Venezuela para derrocar a Maduro. “Trump me dijo, con énfasis: Hazlo. Se refería a derrocar al régimen de Maduro. Era la quinta vez que lo pedía (...) Trump insistió en que quería opciones militares para Venezuela, porque según dijo, Venezuela es en realidad parte de Estados Unidos. Su insistencia en las opciones militares me sorprendió”.
Trump había dicho públicamente que Maduro “puede ser derrocado muy fácilmente por el ejército, si el ejército lo quiere”, pero en privado le dijo a Bolton que Maduro “es demasiado duro, y demasiado listo” como para caer.
“Trump quería garantías de que después de caer Maduro, tendría acceso al petróleo de Venezuela, y de que Rusia y China no seguirían beneficiándose de sus negocios con el régimen ilegítimo de Maduro y Chávez. Como siempre, Trump confundía medidas responsables para proteger los intereses de Estados Unidos con excesos impropios de una democracia”, escribe Bolton.
El Wikileaks de la Casa Blanca debería de detonar las alarmas en el mundo. Trump utiliza la política exterior para fines personales. Lo supimos a través del juicio político, sin embargo, no sabíamos que Trump no conoce sobre geografía.

