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Autoridad moral

En la conferencia de prensa matutina que ofreció este 24 de febrero pasado, el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo una frase que se volvió tristemente conocida: «por encima de esa ley (la de transparencia y protección de datos) está la autoridad moral» y luego añadió: «no puede haber ninguna ley por encima de un principio sublime… que es la libertad». Entre frase y frase describió que la dignidad del presidente de México estaba en entredicho, gracias al artículo sobre el que la jefa de la oficina del New York Times en México, Natalie Kritoeff, le pidió algunos comentarios (ejercicio, por cierto, de cajón para todo periodista serio que alude a alguien en un reportaje). En el artículo que no quiso comentar el presidente, se terminó informando que agencias estadounidenses recibieron información de testigos protegidos acerca de que el crimen organizado aportó recursos a la campaña presidencial del propio López Obrador, en 2018. También se reportó que no hay investigación sobre tal asunto.
El presidente es afecto a darnos lecciones de filosofía política, entre sus temas favoritos están la soberanía, el pueblo, la ley, la libertad y, ahora, la autoridad moral. El problema es que no suele ser muy claro en la descripción de conceptos. Nunca he entendido su idea de libertad, pero muchas veces se parece a la de autogobierno: es libre quien es ciudadano de un pueblo soberano, como pensaban los griegos de la Atenas clásica. Desde esta idea, la libertad es general, más que de los individuos. Quizá desde ahí podemos interpretar que la autoridad moral de la dignidad presidencial está sobre la ley porque su “autoridad” emana del pueblo libre. Atentar contra la investidura presidencial es atentar contra la libertad del pueblo, ese sublime principio. Y la publicación de un reportaje donde se dice que existen testimonios que vinculan al presidente con el crimen organizado, falta el respeto a la investidura presidencial (supongo que porque la «tizna» con habladurías no comprobadas), lo que atenta contra la libertad del pueblo. Así pues, si el presidente estima que divulgar la información de una periodista ayuda a defender la dignidad presidencial, que encarna la libertad del pueblo, no hay ley que pueda obligarlo a no «proteger» su investidura. O algo así.
El proyecto de Andrés Manuel López Obrador no podemos interpretarlo desde los conceptos de derecho, libertad, justicia que enarbolaron los liberales del siglo XIX, y buena parte de la filosofía moral y política de los últimos ciento cincuenta años. Conceptos que dieron sustento al régimen democrático plasmado en la constitución mexicana. Él tiene, no solo otros datos, otros conceptos y esa es su verdadera transformación: que el nuevo régimen político mexicano descanse en sus propias nociones de libertad, igualdad y fraternidad.

