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¿Apoyan los factores externos al peso mexicano?

Durante las últimas semanas, los riesgos idiosincráticos relacionados con la potencial aprobación de reformas al marco institucional del país, particularmente la reforma judicial, han influido de forma relevante en la depreciación de 14.2% del peso mexicano en lo que va de 2024. Dado este entorno doméstico, resulta útil revisar en qué sentido apuntan los principales factores externos que influyen sobre la moneda mexicana con la finalidad de esbozar un balance de riesgos para el tipo de cambio.
El primer factor es la diferencia en los niveles de las tasas de interés ajustada por riesgo en comparación con otros países. Una volatilidad inusualmente baja desde finales de 2023 en los mercados financieros permitió que el mayor rendimiento relativo del país atrajera capitales a través de las estrategias de carry trade.
No obstante, en la actualidad el atractivo de este tipo de estrategias se ha reducido ante: i) El encarecimiento del financiamiento para este tipo de mecanismos de inversión (v.gr. el alza de las tasas de interés en Japón y la apreciación del Yen); ii) El aumento de la volatilidad del tipo de cambio, influida por las dudas en torno a la fase del ciclo en Estados Unidos y el entorno doméstico. De hecho, la volatilidad implícita del peso mexicano pasó de 7.4% a finales de marzo a 15.8% actualmente; iii) La expectativa de que las tasas de interés en México serán menores hacia delante ante la paulatina reducción de la inflación y la debilidad de la economía. El consenso de analistas espera que la tasa objetivo se reduzca en 250 puntos base para diciembre de 2025.
El segundo factor es el desempeño de la economía estadounidense. Si bien el soft landing se mantiene como el escenario base para los mercados financieros, la desaceleración de la economía norteamericana ya influye en la debilidad de la actividad económica doméstica. En particular, la contracción de su sector manufacturero, evidenciada por un ISM en terreno de contracción por casi 24 meses, ha contribuido a la caída de las tasas de crecimiento interanuales en México, las cuales pasaron de 2.3 a 0.9% entre el cuarto trimestre de 2023 y el segundo trimestre de 2024.
Cabe mencionar que un menor crecimiento en Estados Unidos también se refleja en un mercado laboral más débil, lo cual es un elemento adverso para el envío de remesas a México. Todo esto sin mencionar la volatilidad que tanto la campaña, como el cambio de gobierno en la Unión Americana podrían traer a los activos financieros domésticos.
Como tercer factor se puede considerar la situación geopolítica actual. La pandemia y las disputas comerciales entre Estados Unidos y China dieron impulso al llamado nearshoring, el cual es un elemento favorable para las perspectivas de inversión y crecimiento de México. Este elemento sin duda traerá beneficios para la economía, sin embargo, los cambios institucionales en el país y la falta de inversión en infraestructura podrían menguar sus ganancias potenciales.
Adicionalmente, y en un plano más fundamental, el aumento reciente de los riesgos sobre las finanzas públicas podría reavivar la conversación sobre la calificación de deuda soberana del país, con su eventual efecto adverso sobre el precio de los activos domésticos.
En suma, aun considerando las expectativas favorables del nearshoring, buena parte de los factores que favorecieron al peso mexicano en los últimos trimestres tendrán un menor peso o estarán ausentes en el corto y mediano plazos. En consecuencia, se puede afirmar que el balance de riesgos para la cotización del peso mexicano muestra un deterioro.
*Iván Martínez Urquijo es economista principal de BBVA México.