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Cómo estructurar un portafolio
Estos elementos permiten precisar correctamente la mejor estructura de activos de un portafolio; es decir, aquella que es consistente con los objetivos financieros de los inversionistas.
Estos elementos permiten precisar correctamente la mejor estructura de activos de un portafolio; es decir, aquella que es consistente con los objetivos financieros de los inversionistas.
Por estructura de activos se debe entender la combinación de diferentes tipos de valores como son: acciones, bonos, efectivo y, en mercados más sofisticados, valores internacionales, en los cuales se puede invertir para armar un portafolio óptimo. La correcta determinación de la estructura de activos es el primer paso para manejar de manera eficiente un portafolio patrimonial; si se hace correctamente, este primer nivel en la diversificación de un portafolio aumenta significativamente el potencial de alcanzar los objetivos financieros de los inversionistas. De acuerdo con diversos estudios, la correcta determinación de la estructura de activos explica por sí sola más de 90% del desempeño de un portafolio patrimonial.
Un ejemplo sencillo nos puede ayudar a entender la importancia de la correcta determinación de la estructura de activos. Supóngase que un inversionista tiene el perfil para invertir en Bolsa y que por una mala decisión o una asesoría incorrecta en el 2004 invirtió todo su patrimonio en instrumentos de deuda. En ese año, la Bolsa registró un crecimiento de 47%, mientras que los Cetes se ubicaron en un nivel promedio de 6.5 por ciento. En un portafolio de 10 millones esto significa que el inversionista dejo de ganar 4 millones o, visto desde otro punto de vista, que el inversionista tendría que esperar siete años a las tasas del 2004 para resarcir el rendimiento que dejo de ganar en ese periodo.
Cuando no se establece correctamente la estructura del portafolio, y en un caso como el anterior de manera particular, se suele asumir una posición mucha más agresiva en el manejo de la cartera para tratar de compensar la pérdida o el costo de oportunidad del periodo anterior, aumentando de manera significativa el riesgo del portafolio. Lo más probable es que este nuevo nivel de riesgo sea inconsistente con el perfil de inversión definido originalmente, y que eventualmente se presente una sorpresa desagradable ante un comportamiento negativo de los mercados.
En este punto, es importante destacar uno de los principios básicos de la administración, y es que los mercados son difíciles de predecir. Considérese por ejemplo un periodo de 15 años, de 1991 al 2005, en el que se evalúe el comportamiento anual de los dos principales mercados financieros de nuestro país, el bursátil y el de deuda.
Si nos ubicamos el 31 de diciembre de 1993 y tratamos de establecer una estrategia de inversión para 1994 considerando el desempeño de los últimos tres años, la decisión seguramente sería invertir en Bolsa, ya que éste fue el mercado más rentable en el 91, 92 y 93; sin embargo, en los siguientes tres años, 94, 95 y 96, el mercado de deuda fue el que observó la mayor rentabilidad.
En los siguientes años este comportamiento se repite; es decir, el mercado más rentable se va alternando de acuerdo a un sinfín de elementos que tienden a afectar en sentido inverso la rentabilidad de ambos mercados. La conclusión es evidente: en la medida en que los mercados son difíciles de predecir, la mejor estrategia de inversión consiste en diversificar los portafolios. Como se comentó, este proceso de diversificación se debe basar en el resultado arrojado por el perfil de inversión, y en su primer nivel deberá incluir la decisión por tipo de valores.
Los administradores de cartera pueden manejar la estructura de activos mediante dos estrategias: a) la estructura de activos estratégica , que es el proceso mediante el cual se establece junto con el inversionista, y como resultado de su perfil, una estructura de activos que se mantiene a lo largo del tiempo, y b) a través de la estructuración táctica de activos , que consiste en la determinación de una variación predeterminada de la estructura del portafolio alrededor del objetivo inicial; es decir, si la mezcla de un portafolio de acuerdo al perfil de inversión es 50% en Bolsa y 50% en deuda, una estrategia táctica permitiría que la inversión en bolsa pudiera llegar a 55% o disminuir hasta 45 por ciento.
Como se puede apreciar, existe una analogía entre la estructura de activos estratégica y la determinación de un benchmark, con la administración pasiva de un portafolio (aquella que no trata de pronosticar el comportamiento de los mercados o de la economía y que sólo busca captar el rendimiento de toda una categoría de activos), y por otro lado, entre la estructura de activos táctica y el manejo activo de un portafolio, es decir, aquel en el que se establece un portafolio con el que se pretende obtener un rendimiento superior al benchmark.
En lo referente a los inversionistas institucionales como Fondos de Pensiones, la estructura de activos debe de considerar los elementos más importantes del pasivo del fondo, como el crecimiento de la fuerza laboral, los beneficios del plan, la demografía y el crecimiento de la nómina así como los objetivos financieros, los cuales pueden incluir el nivel de fondeo, las contribuciones futuras que se quieren hacer al fondo y los gastos del mismo. La correcta integración de los activos y los pasivos aumenta la probabilidad de alcanzar los objetivos financieros del fondo.
Hoy, gracias al Sistema Internacional de Cotizaciones, los inversionistas nacionales pueden acceder a una gran cantidad de valores globales, entre los que se encuentran algunas de las acciones, índices y subíndices accionarios más importantes de EU, Europa y Asia, así como diversos fondos de renta fija de EU y de commodities.
En mercados financieros altamente globalizados, la correcta determinación de la estructura de activos cobra mayor importancia para lograr los objetivos financieros de los inversionistas patrimoniales. Si se hace adecuadamente, la estructura de un portafolio facilitará al inversionista alcanzar los objetivos deseados.
Manuel Guzmán M. es director ejecutivo de Administración de Portafolios y Estrategia de Inversión de Intercam Grupo Financiero,