La importancia ?de la ciencia económica para las personas

El comportamiento mira siempre hacia adelante y es siempre consistente en el tiempo.

Gary Becker. Premio Nobel de Economía.

El pasado 3 de mayo falleció Gary Becker, economista que obtuvo el Premio Nobel en 1992 debido a sus investigaciones en la aplicación de la microeconomía al entendimiento del comportamiento humano en temas no relacionados estrictamente con el mercado.

Con frecuencia nos resulta difícil encontrar la relación que para la vida cotidiana tiene la ciencia. Es frecuente escuchar opiniones que ven a los temas científicos como ajenos a nuestra experiencia diaria. Pero, por ejemplo, algo tan relevante y cotidiano como una tomografía tiene su origen en estudios físicos relacionados con un concepto tan aparentemente lejano como lo es la antimateria; y la industria como hoy la conocemos no sería la misma sin la existencia de cortadores de plasma que se derivan de los estudios para comprender cómo funcionan las estrellas.

Igual ocurre para la ciencia económica, si bien hay que reconocer que, tratándose de ciencias sociales, siempre existe una importante dosis de subjetividad en el conocimiento que alcanzamos sobre los fenómenos de lo humano.

El gran mérito de Becker fue precisamente ampliar los horizontes de la ciencia económica para entender temas relacionados con la conducta humana y con la racionalidad detrás de la forma en que las personas y las sociedades actúan en temas como la discriminación racial y laboral. La comprensión de estos fenómenos desde una perspectiva científica puede contribuir más a reducir estos fenómenos negativos, que simplemente la adopción de posturas éticas, las cuales la historia demuestra que no son compartidas ni adoptadas de forma rápida por la sociedad.

Becker desarrolló estudios relacionados con el crimen (y su castigo) para entender la racionalidad detrás de los incentivos y desincentivos que provocan una mayor orientación de la sociedad hacia la ilegalidad.

Estos estudios serían de mucha utilidad profundizar para nuestro país, los cuales trataron de entender la racionalidad detrás de la irracionalidad de la conducta humana.

Precisamente en el campo del estudio de la ilegalidad, Becker desarrolló un escrito publicado en el 2004 donde analiza los efectos positivos y normativos del castigo para reforzar las leyes orientadas a perseguir y castigar la producción y consumo de drogas. Su conclusión, polémica, fue que el combate a las drogas es más efectivo a través de medidas de legalización y fiscalización a la actividad que su prohibición y combate.

Más allá de que se esté o no de acuerdo con esta visión, y entendiendo que los mecanismos legales de fiscalización no son siempre efectivos, la relevancia del estudio de Becker está en tratar de entender que en muchos casos la mera existencia de marcos normativos es ineficaz. Para cambiar la sociedad, se requiere comprender los verdaderos motivadores de la conducta, los incentivos y desincentivos para que las personas actuemos de determinada manera, para poder efectivamente incidir en conductas que generen efectos negativos para la sociedad.

En el fondo de estos razonamientos, Becker introdujo una conclusión trascendente: que más allá de lo deseable, ético o socialmente correcto, las personas incurrimos en conductas que nos afectan de manera negativa por otros motivadores no siempre evidentes.

Esta visión es la que ha empezado a ayudarnos a entender cómo provocar que la sociedad, por ejemplo, tome mejores decisiones financieras. Ya que claramente hoy la sola comprensión de lo que financieramente nos conviene casi nunca se traduce en acciones concretas.

La herencia conceptual de Becker nos ayuda a entender qué vías alternas tenemos para apoyar a la sociedad y a los individuos, en la creación de mejores prácticas financieras en beneficio de ellos y sus familias.

El autor es politólogo, mercadólogo, especialista en economía conductual y Director General de Mexicana de Becas, Fondo de Ahorro Educativo.

Síguelo en Twitter: @martinezsolares.