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Necesario, aprobar primero la reforma fiscal: Silva Herzog
Tendría que aprobarse primero para reconstruir la base fiscal del país en la nueva administración presidencial, expuso Jesús Silva Herzog Márquez, académico y ensayista, al advertir que será más difícil para Peña Nieto dialogar con el PRI que con el PAN.
De las reformas estructurales -fiscal, energética y laboral- la fiscal tendría que aprobarse primero para reconstruir la base fiscal del país en la nueva administración presidencial, expuso Jesús Silva Herzog Márquez, académico y ensayista, al advertir que será más difícil para Peña Nieto dialogar con el PRI que con el PAN.
Consideró que en el diagnóstico del presidente electo, Enrique Peña Nieto, hay la convicción de que se podrá hacer poco si no se reconstruye la base fiscal del Estado mexicano, lo que implica una ambición mayor que la que tuvieron las dos administraciones precedentes.
Si hay un capital político que puede emplearse para demostrar que es la gran urgencia de la nueva administración- que las cosas se están moviendo, es dar una muestra simbólica de que estas cosas se pueden reformar .
La reforma laboral recién aprobada fue una noticia positiva y una muestra de que el PRI y el PAN pueden tener negociaciones complicadas pero sí pueden ponerse de acuerdo.
Si el tiempo en el sistema presidencial es muy corto y tienen que escogerse muy bien las batallas del nuevo gobierno, mi impresión es que debería escoger y supongo que escogerán ésa (la reforma fiscal) , dijo.
Diálogo con oposición
No obstante, el académico expuso que será más difícil para Peña Nieto dialogar con su partido que hacerlo con la oposición.
Será más complicada la labor de convencimiento del nuevo gobierno con las bases de su propio partido, que llevan 15 años empeñados en la preservación de sus privilegios, que en la negociación con un partido político que, ahora, desde la oposición, tiene mayores incentivos para profundizar esa agenda reformista , expuso.
Agregó que el panorama que se puede ver de México es promisorio y se puede deducir que, por primera vez en mucho tiempo, hay optimismo en el futuro de México, debido a una maduración económica y política del país.
Expresó que, si bien hay un aspecto halagüeño del nuevo Presidente, que tiene que ver con la disposición de negociar, hay otra preocupante: la disposición a renunciar a las reformas que necesariamente implican confrontación en el país.
Lo anterior, debido a que los enemigos del cambio tienen intereses fuertes.
dbecerril@eleconomista.com.mx